Ya tiene varios años el problema de la basura en Pachuca y su zona metropolitana, pero autoridades de todos los niveles han sido incapaces de resolverlo. Y este lunes 28 de octubre, ante la orden de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) de cerrar el relleno sanitario del Huixmi, la situación empeoró.
Sin tener un plan para sustituir a El Huixmi como sitio de disposición final, la cancelación del relleno sanitario podría provocar una crisis sanitaria si las autoridades no actúan rápidamente.
La decisión de cerrar El Huixmi provocó que algunos trabajadores independientes que laboran en la recolección y tratamiento arrojaran basura en la entrada de las oficinas de la Semarnat, en el parque ecológico de Cubitos. El problema social que se abrió con el inesperado cierre del Huixmi, pone de relieve la necesidad de un plan integral para la Zona Metropolitana de Pachuca.
Ayer mismo, la alcaldía de Mineral de la Reforma pintó su raya mediante un comunicado, en el que manifestó que estaba impedida de llevar a cabo una de sus tareas fundamentales: recoger la basura.
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“Derivado del cierre del relleno sanitario de El Huixmí, el ayuntamiento de Mineral de la Reforma, y en particular el área de Servicios Municipales, se ve impedida para la recolección de basura este lunes”, fue lo que informó en un escueto comunicado el gobierno encabezado por el morenista Eduardo Medécigo.
El ayuntamiento cierra su informe expresando que “se espera” que haya diálogo entre las partes involucradas, “para evitar que esta situación crezca y se agudice”.
Pareciera que entre las autoridades involucradas no existe comunicación, pese a que son parte de un mismo proyecto político. Lo grave es que, ante esa falta de coordinación, quien resulta perjudicada es la ciudadanía, que sólo es testigo de cómo los gobiernos involucrados no atinan a llegar a una solución.
Por ley, los gobiernos municipales tienen la responsabilidad de la recolección, transporte y disposición final de los residuos sólidos urbanos. Esta tarea empieza con la basura doméstica y algunos residuos de establecimientos comerciales.
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Los ayuntamientos tienen que gestionar el servicio de recolección, establecer horarios y coordinar el manejo de rellenos sanitarios o sitios de disposición final.
Por su parte, los gobiernos estatales, además de supervisar el manejo de residuos de manejo especial, establecen normas de manejo en coordinación con los municipios.
Pero en Hidalgo, esta responsabilidad compartida ojalá que no fabrique un vacío. Para decirlo de manera coloquial, lo que sucede es que quieren echarse la bolita entre todos.
Ni los anteriores gobiernos priistas, pero ojalá los actuales puedan resolver este grave problema. ¿Habrá alguien capaz de hacerlo? ¿O tendremos que acostumbrarnos a vivir entre montones de basura en las esquinas?
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