Casi siempre, el tener en nuestra memoria una obra literaria que nos marcó de una manera u otra, nos hace tener cierto temor de ver cómo pasa del papel a la pantalla, es un reto para quien tenga la idea de realizar esta transición y con la obra que sea; Cien años de soledad es claramente un ejemplo de caminar en la cuerda floja, al intentar dar ese paso de la literatura al streaming y después de un tiempo, llegó al catálago de Netflix hace unos días en una serie que ha generado opiniones encontradas y diversos puntos de vista.
Hay que decirlo, Netflix tiene una deuda adaptando obras (literarias o no), a su formato de series o películas, mencionemos ese fiasco monumental de Death Note o lo que hicieron con la novela Persuasión de Jane Austen, lógicamente, cuando se supo que iban a adaptar Cien años de soledad, la incertidumbre persistía, pero déjenme decirles que, en su mayoría, la obra cumbre de Gabriel García Márquez, logró pasar por ese camino de una manera sorprendentemente bien.
Como lo dije en Pedro Páramo y Como agua para chocolate, adaptar una obra perteneciente al periodo del realismo mágico, con todo lo que implica dicho género y en una época en la que la mayoría de la gente leyó las obras por la escuela y no por gusto, resulta una tarea titánica, imaginen lo que fue hacer este proceso con una obra tan compleja, recordada y de gran relevancia como lo es Cien años de soledad.
A diferencia de la adaptación de Rodrigo Prieto y lo que hicieron con la obra de Laura Esquivel, Cien años de soledad logró dar el paso digamos decentemente, con una adaptación en la que el carácter de la novela sí se siente, se ve y se respira, Macondo está presente como en las páginas en las que García Márquez lo describe.
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La complejidad de una obra cuya narración no es del todo lineal, queda resuelta transformando la narrativa en una sola línea que prolonga en ocho capítulos el desarrollo de los personajes de una manera que logra enganchar, sin que la trama se desvanezca o tenga un despropósito, creo que para quienes no han leído la inmaculada obra, es un buen acercamiento para comenzar con la lectura, lo cuál habla de un efecto colateral bien logrado: hacer leer de nuevo al espectador.
Con copia en mano de aquel entramado árbol genealógico, Cien años de soledad se disfruta tanto o en igual medida que el libro, no se demerita ninguno, pues el alma de la narrativa del premio nobel prevalece de una manera mesurada, los actores constituyen un núcleo sólido en el que cada personaje te transporta a las páginas y finalmente, hay un rostro, aunque alguna vez García Márquez habló sobre una adaptación y lo que implicaba ponerle rostro a sus personajes, de cierta manera, no se desvirtúa.
¿Tiene algo de malo la serie de Cien años de soledad? Más bien son algunos detalles que seguramente, si leyeron la novela, lo notaron: falta de desarrollo de algunos personajes, de algunos temas como el incesto, que es uno de los más escabrosos, algunas diferencias y ausencias en ciertos capítulos del libro con la serie y partes que nos imaginamos de otra forma, pero vamos, una adaptación por más fiel que sea a su material original jamás va a convencer del todo a un público, incluso es interesante ver cómo los colombianos percibieron la obra, cómo lo hace un español o un norteamericano y sin duda, son pocos los que quizá no estén contentos del todo con el resultado.
Por supuesto que Netflix fue osado al llevar este reto a su plataforma, para muchos resulta entonces una serie que tiene muchas cosas que faltan o que no van ahí, para otros ha sido un digno trato a la novela y desde mi punto de vista, el que una obra literaria sobreviva al paso del tiempo y logré incluso otro boom en los estantes de las librerías, a partir de una serie, ya es un paso que quizá García Márquez considere como un punto a favor.
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¿Qué destaco? Su fotografía en los escenarios de un “Macondo” bien realizado y con su encanto, la voz en off que contiene esos pasajes del libro que todo el mundo va a recordar y las actuaciones de un cast totalmente colombiano, comprometido en llevar lo más fiel posible, una obra literaria que para ellos constituye un orgullo en su nacionalidad y sobre todo, una cúspide para la literatura latinoamericana de aquellos tiempos.
Sobra decir que cuando la serie arranca con “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, sabes que quizá estás ante una de las mejores series del 2024, en español y con sabor a realismo mágico del bueno. Eso sí, la última palabra la tienen ustedes… Hasta aquí ¡Corte y queda!
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