Daniel Zárate

Dicen que una mentira, repetida mil veces, se convierte en verdad.

Aunque se le atribuye a Joseph Goebbels, la idea resuena en el deporte, donde las palabras, los reflectores y las pantallas tejen realidades que a veces pesan más que los propios resultados.

En el fútbol y otros deportes, figuras han usado la repetición —en medios, redes, anuncios— para grabar su grandeza en la mente de millones. Como aficionado, me he preguntado: ¿hasta dónde llega el poder de una narrativa? Los hechos, fríos y claros, nos dan pistas.

Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y entérate de todas las noticias al instante

Hace un par de años en el futbol mexicano se trató de posicionar el término “el más grande” en un equipo. Desde 1959, fecha en que una televisora compró ese club, sus activos han sido una máquina de autopromoción.

SIGUE LEYENDO: Jettatura

Sus partidos copan la tele, sus jugadores son rostros de comerciales, sus victorias se narran como épicas y artistas infantiles convencieron a quienes serían los fanáticos del futuro (que hoy es presente), reclutados ideológicamente para que no haya ninguna “duda”, repitiendo en cada frase e himno, lo que se envía desde una misma dirección.

Para ello debían hacer que la retórica fuera “a la par” de la práctica, en este caso, sin importar los modos ni los medios, había que conseguirlo en pos del negocio.

Esta estrategia fue tan bien diseñada, que lo deportivo no importa, sino la polarización que provoca, además de vacunar cualquier “método empleado” que sirva para acumular “logros” en su palmarés, y con ello, por consecuencia “odiarlos más”, pero nunca pasarlos desapercibidos, es decir no hay margen de error para lograr el objetivo.

TE PUEDE INTERESAR: El toro de lidia: un guardián inesperado de la naturaleza

Luego está, el jugador más mediático del mundo en la actualidad, un caso que me hace pensar en cómo los números y las historias se entrelazan. Con una cantidad importante de trofeos y goles, su genio es indiscutible.

Pero la idea de que es “el mejor de la historia” no solo viene de sus jugadas. La prensa, los anuncios de ropa deportiva, los especiales en televisión y hasta los tuits de sus fans han martillado esa frase hasta volverla casi dogma.

La narrativa amplificada por una maquinaria global, intenta ensombrecer infructuosamente al referente de todos; un brasileño, con tres Copas del Mundo, más de mil goles (mayormente cuestionados justamente por quienes van por el récord) y títulos internacionales de clubes. Los datos están ahí, pero la repetición no debería elegir al ganador.

SIGUE LEYENDO: Estrategia y ética

Estos casos, anclados en hechos, me hacen pensar que el deporte no solo se juega en la cancha.
Los datostrofeos, goles, victorias— bien ganados, deberían ser la base, pero la narrativa, bien contada y repetida, es quien (hoy día) construye las “leyendas”.

Debe ser nuestro papel, desestimar el eco, así como cuestionar e identificar toda trola primar y su fuente.

Hay que revisar los números, contrastar las historias y no dejar que una frase, por más que resuene, nos nuble la vista.

Tan efectiva es la repetición, que sin mencionar de quienes se trataba, usted amable lector, identificó a los protagonistas de esta columna.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *