¿Te has detenido a pensar tan solo un momento de dónde viene el agua que llega hasta tu casa? El agua es un recurso natural que sustenta la vida en nuestro planeta. Aunque el 70% de la superficie terrestre está cubierta por agua, solo un 2.5% es dulce, y de esta cantidad una porción importante está congelada en los glaciares. El resto se mueve constantemente a través de ríos, lagos y aguas subterráneas.
Este movimiento continuo es lo que llamamos el ciclo hidrológico, un proceso natural y necesario en el que el agua recorre la Tierra, cambiando de estado para desplazarse entre océanos, atmósfera y tierra. A pesar de su perfección, nuestras actividades humanas lo están alterando de manera significativa.
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El Ciclo del Agua: la danza del agua en la Tierra
El ciclo del agua puede explicarse en etapas sencillas:
- Evaporación: ocurre cuando el sol calienta el agua de ríos y océanos, transformándola en vapor.
- Condensación: sucede cuando ese vapor asciende a la atmósfera, se enfría y se forman las nubes.
- Precipitación: se da cuando esas nubes se saturan y el agua cae en forma de lluvia, nieve o granizo.
- Infiltración y escorrentía: el agua vuelve a la tierra, recargando los acuíferos o fluyendo hacia ríos y lagos para reiniciar el ciclo.
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Este ciclo, tan complejo y asombroso, ha permitido el equilibrio del planeta durante millones de años y actualmente se encuentra en peligro.
La intervención humana
Desafortunadamente, nuestras actividades han dado lugar a cambios sin precedentes en las fases de este ciclo:
- Contaminación industrial, residuos y agroquímicos se vierten en ríos, lagos y acuíferos, rompiendo el ciclo y haciendo que el agua que circula se encuentre sucia o contaminada.
- La urbanización y deforestación reducen las áreas de suelo natural, provocando que el agua de lluvia escurra más rápidamente, elevando el riesgo de inundaciones y dificultando la recarga de acuíferos.
- El cambio climático incrementa la temperatura global, afectando los patrones de precipitación, lo cual se traduce en sequías más severas o grandes inundaciones.
¿Y qué pasa cuando el ciclo se rompe?
Las consecuencias de estas alteraciones son graves y nos toca vivirlas de cerca. La contaminación de cuerpos de agua y la inadecuada recarga de acuíferos impactan la disponibilidad de agua potable y causan la pérdida de biodiversidad en ecosistemas acuáticos y terrestres.
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Cada Gota Cuenta: Acciones sencillas con gran impacto
Por suerte, hay muchas alternativas para fomentar el uso consciente del agua:
- Reduce tu consumo: toma baños más cortos, usa una regadera o cubeta para regar el jardín en vez de una manguera y repara las fugas.
- Reutiliza el agua de la lavadora para regar plantas (siempre y cuando no tenga jabón).
- Genera conciencia: evita tirar basura en las calles para que no llegue a drenajes y ríos, y platica con tus amigos y familia sobre la importancia de cuidar este recurso.
El ciclo del agua es un tesoro natural que no solo nos da vida, sino que también mantiene el equilibrio planetario. Es nuestra responsabilidad cuidar cada gota de este recurso. El cambio comienza en nuestras casas, en nuestras decisiones de consumo y en nuestra conciencia diaria.
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