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Seis perros fueron envenenados y asesinados en la calle Álvaro Obregón, un acto que ha generado indignación social y un nuevo llamado a la conciencia colectiva.
Ante estos hechos, se ha hecho un llamado firme a la ciudadanía y a las autoridades para impulsar la creación de un área de Protección Animal en Tezontepec de Aldama, que permita prevenir el maltrato, atender denuncias y establecer acciones reales de bienestar animal.
Asimismo, se exhorta a la población a denunciar cualquier acto de envenenamiento o maltrato animal ante las instancias correspondientes, a no guardar silencio y a exigir justicia y sanciones para quienes cometen este tipo de crímenes.

Reportan seis perros envenenados en Huitel, Tezontepec de Aldama, Hidalgo, esperaban ser adoptados: denuncian crueldad animal.

Un hecho de extrema crueldad sacudió a la comunidad de Huitel, en el municipio de Tezontepec de Aldama, Hidalgo. Seis perros fueron envenenados y asesinados en la calle Álvaro Obregón, un acto que ha generado indignación social y un nuevo llamado a la conciencia colectiva.

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De acuerdo con información difundida por Huellitas en el Corazón, los animales no eran perros callejeros, sino seres abandonados y vulnerables que sobrevivían en espera de rescate, esterilización y adopción. En lugar de recibir apoyo, fueron víctimas de violencia intencional, un acto que especialistas y defensores coinciden en calificar como delito.

El envenenamiento de animales no es un accidente ni una solución, sino una expresión de crueldad, indiferencia y falta de responsabilidad social. Organizaciones animalistas advierten que la violencia contra los animales es un reflejo de una profunda degradación social y que su normalización abre la puerta a otras formas de agresión.

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Ante estos hechos, se ha hecho un llamado firme a la ciudadanía y a las autoridades para impulsar la creación de un área de Protección Animal en Tezontepec de Aldama, que permita prevenir el maltrato, atender denuncias y establecer acciones reales de bienestar animal.

Asimismo, se exhorta a la población a denunciar cualquier acto de envenenamiento o maltrato animal ante las instancias correspondientes, a no guardar silencio y a exigir justicia y sanciones para quienes cometen este tipo de crímenes.

La exigencia es clara: proteger a los más vulnerables es una obligación moral y legal. La consigna que hoy resuena en la comunidad resume el sentir colectivo: la vida —toda vida— merece respeto.