Han transcurrido 214 años de la Independencia de México, y estas fechas patrias nos orillan a reflexionar qué país hemos construido desde que rompimos con el dominio colonial.
Hoy somos una nación que empieza a ver cómo se consolida su vida democrática. En el ocaso del siglo pasado, transitamos de un régimen de partido único, a una democracia en la que las alternancias en todos los niveles son vistas como parte de nuestra normalidad.
En septiembre de 2024 el presidente Andrés Manuel López Obrador dio su último grito de Independencia, donde no olvidó mencionar a los héroes anónimos, a los pueblos indígenas y a los migrantes al momento de rememorar al Padre de la Patria.
Estamos en un momento en que nos alistamos para recibir el mandato de la primera presidenta de la historia en nuestro país, algo que nos habla de esta época, en la que la lucha del movimiento feminista está viendo sus primeros frutos.
Por otro lado, el ascenso de Claudia Sheinbaum a la silla presidencial significa la continuidad de un proyecto de nación impulsado por un movimiento que en lo concreto se ve fincado en Morena, pero que en el terreno de las ideas se denominó Cuarta Transformación, un concepto que surgió de la mente de López Obrador, tan proclive a encontrar los nexos históricos para su discurso político.
Este septiembre de 2024 es testigo de la reforma judicial, que fue una auténtica sacudida a un poder que durante décadas permaneció ajeno a la discusión pública.
Este aniversario del inicio de la lucha independista transcurrió, al calor de la reforma, entre discursos polarizados que oscilaron del extremo de hablar de la muerte de la república, hasta que estamos en “uno de los momentos de mayor independencia, libertad, soberanía y democracia en nuestro país”, como expresó la futura presidenta Claudia Sheinbaum, previo a la publicación del decreto de la reforma en el Diario Oficial de la Federación.
Son tiempos interesantes para la república, de grandes cambios, pero también de fuertes resistencias por parte del status quo.
Hoy la nación enfrenta fuertes retos hacia el futuro. Ningún movimiento político tiene garantizada la permanencia en el poder, a menos que dé resultados y que la ciudadanía palpe sus beneficios. He ahí la fórmula que no deben olvidar quienes hoy llevan las riendas de la nación.
Mientras tanto, celebremos 214 años de la independencia de México. Una fecha para recordar que nadie más que nosotros tenemos el poder de decidir nuestro futuro.