Sandy Franco

En todas las épocas, desde el surgimiento del cine, el género del terror ha sido explorado desde distintas perspectivas, con premisas a partir de mitos, leyendas, hechos reales, pesadillas y otros elementos; ha habido épocas buenas con cintas que a la fecha son de culto, las han prohibido o se han convertido en un desafío para ver.

Pero también y no vamos a mentir por convivir, el cine de terror ha tenido sus malas rachas con producciones que seguían un mismo patrón, abusaron de contenidos sexuales, se volvieron irrisorias o pecaron de sangronas; en un momento en el que este género era cada vez más subestimado por las audiencias, pasaron cosas que dieron la voltereta.

Ejemplo de que el cine de horror del 2024 resultó ser uno de los mejores, es The Substance (o La Sustancia) de la increíble y hasta cierto punto atroz, mente de Coralie Fargeat, la cinta en la que Elizabeth Sparkle, reconocida figura de los aerobics, es despedida porque según su asqueroso jefe, es ya vieja para seguir haciendo su programa, busca una forma de mantenerse joven, a ella le llegará La Sustancia, que le proporcionará una nueva y mejorada versión de ella, más joven y perfecta.

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La película que ganó mejor guión en Cannes, explora temas como la autoaceptación, la lucha por lograr alcanzar la perfección,  los estándares de la belleza y los sacrificios que una mujer está dispuesta por ello, al punto de una total autodestrucción.

Desde un body horror brutal, lo más brutal que he visto desde las películas de David Cronenberg (llámese La Mosca o su última cinta Crimes of the future) The Substance tiene una narrativa que, salvo los últimos 15 minutos del final, no cae en un círculo vicioso, es ruda, profunda, obviamente grotesca y va directo al punto central: una crítica social sobre aquella inexistente perfección que tanto cuesta a las mujeres, sobre todo a las involucradas en la industria del entretenimiento.

Con arrasadoras actuaciones de Demi Moore (en el mejor de los regresos del 2024), Margaret Qualley y Denis Quaid, The Substance termina de una manera espantosa, no por no saber cómo terminar o porque el guión halla tenido deficiencias, sino por perturbadora, una simbología de las consecuencias de ser perfecta a costa de todo; con inspiración a la Cronenberg, referencias al Cisne Negro de Darren Aronofky y por consiguiente a la mente de Satoshi Kon; The Substance es una obra de arte en su género que difícilmente se olvidará.

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Ahora bien, cuando hablamos de otras producciones que tuvieron un recibimiento bueno y fueron de lo mejor dentro del cine de terror, hay que mencionar a Longlegs, dirigida por el hijo de una de las leyendas de terror de los años 60 ¿Ustedes se acuerdan de la mirada terrorífica de Anthony Perkins como Norman Bates? Bueno, digamos que su hijo Osgood, no solo heredó la mirada perturbadora, sino una mente para desarrollar historias interesantes y con buena dosis de terror.

Longlegs nos presenta la investigación que sigue una agente del FBI, sobre un asesino serial, el cual deja un peculiar rastro; lo que hay que resaltar de la cinta en la que sale Nicholas Cage, son dos cositas: la primera son los planos y su fotografía (a cargo de nada menos que un mexicano, Andrés Arochi) y esa incertidumbre que logra construir con tan solo un plano general en la que las esquinas oscuras te mantienen al borde de la expectativa.

La otra cosa que hay que destacar es de qué manera nos saca el susto de la vida: no es solo la actuación un tanto perturbadora y diferente a lo que nos tiene acostumbrados el señor Cage, sino ese personaje que nos mira directamente en algunas partes de la película, justificando una historia que en un principio se siente como Zodiac de David Fincher, pero que no olvida su conexión sobrenatural, elemento característico de muchas cintas de terror.

Finalmente, vamos a hablar de un experimento que salió en agosto pasado, una película que es un viaje al terror de los años 70, con todo y su atmósfera, estoy hablando de Late Night with the Devil (o Una noche con el diablo), cinta de Cameron y Colin Cairnes que se presenta en un formato de un programa de televisión en donde cosas sobrenaturales pasan.

David Dastmalchian, interpreta al presentador de un programa de televisión que desesperado por subir el rating, decide transmitir un programa en pleno Halloween con con psíquico, un escéptico y una niña que dice, ha estado poseída; obviamente, las cosas se salen de control.

A ratos, Late Night with the Devil es un detrás de cámaras del programa en sí, pero también es como si fuéramos los propios espectadores que ven el show en esa época, de ahí el viaje al pasado, en un propuesta buena y fresca que llegó a buen tiempo. Todavía nos falta ver lo que las continuaciones de Smile y Terrifier nos traerán a los fans del terror, pero queda claro que es un buen año para ser seguidores de este género ¿o no? Hasta aquí ¡Corte y queda!

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