Joselyn Sánchez

Desde niña, estaba acostumbrada al olor del agua negra, vivo cerca de una zona de milpas de riego y no me sorprende el aroma maloliente de este líquido. Pero la primera vez que verdaderamente olí la presa Endhó, quedé petrificada del intenso olor y más aún, creer que haya personas que esa sea su realidad diaria.

Debo decir que he conocido la presa Endhó varias veces, desde diversas aristas. Y es que, aunque ya antes había visto la cortina de la presa y el canal que conecta con el río Tula que baja hacía Tezontepec y otros municipios, nunca me había acercado lo suficiente.

Antes, me habían dicho que había una zona con mucha basura, pero la verdad, no dimensionaba la cantidad de botellas, zapatos, bolsas y todo lo que ahí se queda. Fue una campaña de limpieza y sólo ver el “mar” de basura, me dio ansiedad, por suerte, muchas personas se sumaron a la campaña, pero como siempre, sólo fue un rato y para “la foto”.

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El olor era intenso, la basura era tanta que, incluso con la gran brigada que acudió, no se logró levantar toda, sin embargo, este tipo de campañas antes solían ser más continúan, pero en los últimos años, poco se habló de la limpieza de la Endhó.

La segunda vez que “conocí” la presa Endhó, fue en un evento del Movimiento Social por la Tierra (MST), habían traído a María Luisa Albores, la entonces titular de Semarnat, y a Germán Martínez Santoyo, el entonces encargado de la Conagua, a ambos los llevaron por un recorrido en la presa Endhó, para ver sus afectaciones a la gente.

Dicho recorrido culminó con un viaje en lancha al interior de la Endhó, en una zona donde el agua tiene poco movimiento, al lado de ahí, fue el evento al que llegamos los medios de comunicación. El aroma, era algo impresionante, tan intenso que picaba en los ojos y la garganta, y mientras más te acercabas al agua, más intensa la sensación.

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El negro del agua, era de un negro tan intenso que parecía una presa de petróleo, entonces entendí que la presa Endhó tiene varias partes, aquellas más claras donde el agua sí huele mal, pero fluye y permite que se vaya limpiando, y otras, en donde el aroma es tan concentrado que las afectaciones a la salud son más severas.

Eso es lo que vive la gente a diario, esa es su realidad y a mí que por unas horas me causó incomodidad, no imagino cómo es vivir ahí a todas horas, todos los días. Esperemos que, con esa declaratoria que Andrés Manuel López Obrador nos regaló antes de irse y con los anuncios que hizo Claudia Sheinbaum como nueva presidenta, pueda “conocer” otra presa Endhó, una más limpia, una más segura, una más amigable.

Por ahora, la gente de Tula y alrededores, estamos expectantes, estamos esperanzados y confiamos en que ahora sí, se nos haga ¡Justicia!

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