Dinorath MotaDinorath Mota

De niña, ella no soñaba con la política, pero sí con ayudar a la gente. Por eso, “La casa de los espíritus, de Isabel Allende”, es uno de sus libros favoritos. Ella, como Nívea, asegura que le indignan las injusticias, y uno de sus pendientes es regresar a la que fue su escuela secundaria en La Providencia. Ahí, dice, quiere inspirar y abrir la puerta para que las jovenes que hoy no encuentran su camino sepan que sí se puede.
Yo soy Monce , ya fui diputada federal, soy diputada local, ¿y tú qué quieres ser?.

Moncerrat Hernández es diputada local por el PRI, tiene 36 años de edad y cuenta que su historia quizás refleja la de muchas mujeres de su familia. Y, como resalta Isabel Allende: “He conocido mujeres extraordinarias: mi abuela, mi madre…” Así también asegura que su vida ha estado marcada por ellas.
Monce, como la conocen, viene de una familia donde fue su madre, Zorayda Pérez, quien sola sacó adelante a sus tres hijos. Cuenta que, ella al ser la mayor y ante la ausencia de su madre, quien salía a trabajar para proveer el hogar, le tocó cuidar de sus dos hermanos, hoy profesionistas exitosos: Luis Antonio, en Querétaro, y María Fernanda, en Perú. Creció rodeada de mujeres, con el apoyo de su abuela, y recuerda esos días con gratitud.

Al mirar atrás, piensa que tuvo una infancia feliz. Si alguna vez faltó algo en casa, nunca lo supo. Siempre conoció la emoción de la llegada de los Reyes Magos, la importancia de la escuela y el calor de un hogar. Con el tiempo, la política se convirtió en un eje de su vida, por lo que decidió estudiar Ciencias Políticas y, a los 18 años, ingresar al partido que la ha formado: el Revolucionario Institucional.

Foto: Dinorath Mota

Fue entonces cuando tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: inscribirse en la Escuela de Cuadros del PRI. Nadie la invitó ni la llevó. Simplemente vio la convocatoria, tomó un taxi y se presentó. Ese fue el primer paso en su carrera, donde ha demostrado que su trabajo la ha llevado a ganarse el lugar en el que hoy está.

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Ser mujer y joven era una barrera que debía enfrentar. Algunos minimizaban su trabajo o lo atribuían a la influencia de alguien más. Confiesa que ha vivido violencia en su trayectoria, incluso más por parte de mujeres, pero lejos de hacerla desistir, esto la ha motivado a seguir avanzando.

Para ella, la política no es solo una carrera, sino un compromiso. Así como en su momento recibió apoyo de sus compañeros, ahora su objetivo es formar nuevas “Monces”. Quiere regresar al tiempo en que las jóvenes ingresaban a un partido en el que confiaban y trabajaban por los demás. Recuerda que en su colonia quien apoyaba, gestionaba programas o resolvía trámites solía ser una mujer del PRI. Por eso, siempre se vio en ese partido.

Foto: Dinorath Mota

Hay cosas que no han cambiado. Años atrás, cuando estudiaba, debía tomar la combi y caminar por calles oscuras y solas, sin ser del todo consciente del riesgo. Hoy, esa realidad sigue vigente. Al pensar en ello, se pregunta cuántas “Monces” hay en el camino.

Por eso, uno de sus propósitos es devolver algo de lo que la vida le ha dado. Quiere acudir a la Secundaria Técnica 62 de La Providencia, donde estudió, y que actualmente enfrenta problemas de embarazo adolescente y violencia escolar.

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“Veo a otras jóvenes y me pregunto: ¿quién las cuida, quién las protege? Por eso quiero regresar a la secundaria y decirles que sí se puede, que yo lo hice.”

Está consciente de que cada persona tiene sueños diferentes. El suyo, por ahora, no es formar una familia, algo que, a diferencia de los hombres, se le ha complicado con la política. Sin embargo, ha aprendido que la felicidad no se encuentra en los cargos, sino en la medida en que uno sirve en cada etapa de la vida.

Foto: Dinorath Mota

“Nívea no era feminista, porque en su época no se estilaban esas cosas, pero le indignaban las injusticias y no le cabía en la cabeza que a las mujeres no se les permitiera votar.”

Esa frase de Allende le resuena y también espera escribir su propia historia, una en la que ayude a otras mujeres a que no sufran violencia y no tengan que preguntarse: ¿hoy podré llegar a casa?

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