Apenas tenía 10 años cuando Anayeli Mejía vio partir a su padre. En ese momento, no entendía que se había ido al norte en busca del sueño americano. Con el paso de los días, descubrió que la tristeza y preocupación de su madre se debían a que su hogar se había convertido en uno más de la región: una casa de migrantes.
En el Valle del Mezquital, la migración está profundamente arraigada. Aquí, casi todos tienen un familiar, amigo o conocido que ha cruzado al “gabacho”, como se dice en la zona. Algunos logran mejorar su vida, pero otros pagan un precio muy alto.
El tiempo pasó, y Anayeli no imaginaba lo que el destino le tenía preparado. Al elegir su futuro, pensó que sería chef, pero tras no ingresar a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, regresó a Ixmiquilpan, la tierra que la acogió, aunque es originaria de Zimapán.
Fue en el Consejo Supremo Ñhañhu donde encontró su propósito. Este organismo, que ha sido su hogar por siete años, no solo atiende a migrantes; también se encarga de historias y vidas marcadas por la distancia.
SIGUE LEYENDO: Tere Samperio: La mujer que hace de la libertad y sus convicciones su legado
Anayeli Mejía se convirtió en la primera mujer en presidir el Consejo Supremo Ñhañhu, un cargo que antes había sido ocupado únicamente por hombres. Llegó con una propuesta clara: fortalecer los programas sociales del organismo. Su dedicación la llevó a ganarse la confianza de la comunidad, aunque no fue fácil.
Cuenta que su género y juventud fueron obstáculos en una sociedad tradicional. Demostrar su capacidad y compromiso requirió un esfuerzo doble. Además, enfrentó la barrera del idioma Ñhañhu, hablado por la mayoría de los usuarios del consejo, especialmente adultos mayores que, como ella, han visto partir a sus seres queridos en busca de mejores oportunidades.
Anayeli reconoce que su vida es un constante equilibrio entre el trabajo, la familia y las responsabilidades del hogar. Sin embargo, asegura que nada se compara con la satisfacción de ver a un padre o una madre reunirse con sus hijos después de 20 o 30 años. “Eso es lo que realmente vale la pena”, afirma con una sonrisa.
- Anuncian bloqueos para este viernes: México-Pachuca será afectada
- Anayeli Mejía: la mujer que transforma historias desde el Consejo Supremo Ñhañhu
- Portada