El Exconvento de San Agustín de Hipona es una de las primeras construcciones agustinas en América y una joya arquitectónica de México que se encuentra en Atotonilco El Grande.
Fundado en 1536 por Fray Alonso de Borja y construido entre 1542 y 1562 por Fray de Sevilla, este recinto se convirtió en el primer convento agustino entre los otomíes y el sexto en el país.
Desde su edificación, el convento ha sido testigo de importantes momentos históricos. En 1574 fue secularizado y pasó a la jurisdicción del arzobispado de México.
Posteriormente, en 1783, los frailes abandonaron el recinto.
Con las Leyes de Reforma, en 1868 comenzó la mutilación de sus atrios, lo que modificó la estructura original del conjunto.
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Arquitectura y legado histórico
El diseño del convento sigue las directrices establecidas por Don Antonio de Mendoza en su tratado arquitectónico “La Traza Moderada”, que indicaba que debía construirse en la parte más alta del lugar, con su fachada y atrio principal orientados al poniente.

Su estructura incluye una nave de forma basilical con bóveda de cañón corrido, característica de la arquitectura renacentista manierista.
La fachada principal, de tres cuerpos, muestra un estilo plateresco con elementos del orden compuesto.
A su lado sur se encuentra una capilla abierta y el portal de peregrinos, espacio que ha tenido distintos usos a lo largo del tiempo, desde salón de primeras letras hasta auditorio municipal.
El atrio, que sirvió como panteón por más de 400 años, es hoy un parque público conocido como La Alameda.
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Originalmente, estaba delimitado por una barda de piedra con almenas árabes y contaba con cuatro capillas posas para procesiones.
En su centro se erigía una monumental cruz atrial, donde se impartía catecismo a los niños del lugar.
Transformaciones y usos a lo largo del tiempo
El convento tuvo diversas áreas con funciones específicas.
El atrio sur, que alguna vez fue huerto de los frailes, ahora es ocupado por escuelas primarias y secundarias.
En este espacio, los religiosos cultivaban hortalizas y realizaban experimentos botánicos con especies traídas de distintas partes del mundo.
Por otro lado, la parte sur del claustro, que inicialmente albergó caballerizas y establos, sirvió después como sede del ayuntamiento, oficinas del ministerio público y cárcel distrital.
La calle oriente del convento es conocida como “Calle de la Estampa” debido a una imagen religiosa colocada en la parte superior del presbiterio.
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El atrio norte, llamado “Atrio de la Ánima Sola”, era el espacio donde se celebraban liturgias en honor a las almas del purgatorio y las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos.
Con las Leyes de Amortización de los bienes eclesiásticos, este predio pasó a manos privadas y actualmente es ocupado por comercios.
Uno de los elementos más distintivos del convento es su escalera, cuyo cubo alberga una serie de pinturas con filósofos griegos y latinos, como Aristóteles, Platón, Sócrates, Séneca, Cicerón y Pitágoras, rodeando la figura central de San Agustín.

Además, en los muros se encuentran representaciones de momentos clave en la vida del santo, como su bautismo, conversión y muerte.
El Exconvento de San Agustín de Atotonilco El Grande es una muestra del esplendor arquitectónico colonial, un testigo del paso del tiempo y las transformaciones sociopolíticas del país. Su historia y legado lo convierten en un símbolo del patrimonio cultural de México.
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