En los clavados, como en la vida no basta con caer bien. Hay que lanzarse para “volar” con estilo y perfección, mantener la calma y, sobre todo, entrenar con constancia. Si hay un país que sabe cómo hacerlo, ese es China. Allá, los clavados no son solo una disciplina olímpica: son una obsesión de Estado. Desde niños, los atletas se forman con precisión que raya en la coreografía militar, con entrenamientos que parecen más bien salidos de una fábrica de perfección.

Perfección que duele, porque lo primordial es la medalla y no la naturaleza misma del deportista, como en México.

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Curiosamente, hay una historia que no muchos conocen y que sucede aquí, en nuestro país, entre albercas limitadas. En este escenario, hay un nombre que ha construido un imperio de talento a puro pulmón: Iván Bautista, nativo de Calnali, Hidalgo. Entrenador, formador y, si me apuran, escultor de medallas.

El hidalguense ha sido el cerebro detrás de varios podios que han puesto a México en el mapa de los clavados internacionales.

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Vamos a los datos, que nunca están de más: Iván Bautista ha sido parte clave en la formación de clavadistas que han conseguido medallas en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020. Nombres como Paola Espinosa, Germán Sánchez o Alejandra Orozco no serían lo que son sin el trabajo previo de este entrenador que, sin reflectores, ha levantado una escuela que ya quisieran muchos países con federaciones millonarias.

Y es aquí donde entra otro personaje: Ma Jin. La entrenadora china, que dirige el equipo nacional desde hace varios años, ha sabido capitalizar de forma brillante el trabajo de Bautista. Él le entrega atletas pulidos, con técnica, con mentalidad competitiva, que llegan de todo México con él en el CODE de Jalisco, como el caso de Osmar Olvera, y luego ella los lleva al siguiente nivel.

Es una dupla ganadora. Pero hay que decirlo: sin la base que Iván construye, sin ese trabajo artesanal en las etapas de formación, sería mucho más difícil alcanzar los resultados que hoy tiene México.

Seguramente la CONADE tiene como prioridad blindar el modelo de Bautista, fortalecer su equipo, darle herramientas. No es pedir mucho cuando ese mismo trabajo ha dado medallas en campeonatos mundiales, panamericanos y hasta en Juegos Olímpicos.

Es una fórmula que funciona, pero que, como suele pasar, corre el riesgo de ser ignorada justo cuando más debería replicarse.

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Mientras en China todo es planificación y perfección milimétrica, en México lo que hay es talento bruto, entrega personalísima y gente como Iván que entrega todo.

Ya es hora de que eso se reconozca como lo que es: un verdadero proyecto de alto rendimiento, hecho en casa, con alma y disciplina hecha en México y, en el caso de Iván, en Hidalgo.

Porque si queremos seguir viendo a nuestros atletas volar desde la plataforma, necesitamos también que se sostengan los cimientos del deporte nacional.

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