Edgar Zazueta

What To Know

  • A partir de un famoso artículo de Adrienne Rich sobre la heterosexualidad es que se empezó a hablar de la heterosexualidad como un régimen, es decir.
  • Básicamente, el concepto hace alusión al régimen que se impone en (cualquier) sociedad para establecer mediante normas, creencias, valores, prácticas, deberes, mecanismos, en fin, en ideas que nos llevan a normalizar la experiencia y expresión heterosexual como lo correcto, lo sano y como un modelo a seguir en el establecimiento de relaciones erótico-afectivas.
  • De tal forma que este sistema de ideas ha jerarquizado una forma de vida que se ha impuesto no sólo en códigos de conducta y comportamientos muchas veces internalizados, sino también que ha tenido repercusión en las leyes, en las formas de organización social y que, además, se puede ver en innumerables aspectos como por ejemplo en símbolos culturales de gran influencia, por lo que la heteronormatividad se ha impuesto como un orden social y cultural que legitima todo lo que allí se presenta, de allí la importancia de identificar y legitimar otras realidades posibles de expresiones de la sexualidad y género.

A partir de un famoso artículo de Adrienne Rich sobre la heterosexualidad es que se empezó a hablar de la heterosexualidad como un régimen, es decir; como heteronormatividad. Aunque cabe mencionar que el concepto también debe historia a Gayle Rubin, Michael Warner y Monique Wittig.

¿Y qué es esto de la heteronormatividad? Básicamente, el concepto hace alusión al régimen que se impone en (cualquier) sociedad para establecer mediante normas, creencias, valores, prácticas, deberes, mecanismos, en fin, en ideas que nos llevan a normalizar la experiencia y expresión heterosexual como lo correcto, lo sano y como un modelo a seguir en el establecimiento de relaciones erótico-afectivas.

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La heteronormatividad se nutre de binarismos de género, como por ejemplo creer que a cada masculino corresponde un femenino; de binarismos sexuales, como que a cada hombre le corresponde una mujer; o bien, binarismos eróticos, en donde por un lado se encuentra la heterosexualidad (la norma) y en otro la homosexualidad y lo femenino (la otredad).

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Todas estas ideas tienen consecuencia en prejuicios y limitaciones sobre las diversas maneras de vivir la ternura, la comunicación y el afecto. Ejemplo de algunas de estas ideas en ocasiones puede llevarnos a dudar sobre qué debe ser lo normal en nuestra forma de querer homosexual; al mismo tiempo se puede llegar a sentir más o menos mujer por tal o cual práctica o por ponerse tal o cual objeto o prenda de vestir; el miedo u odio a lo femenino y la violencia elegebetefóbica también son algunos extremos de este régimen normativo.

De tal forma que este sistema de ideas ha jerarquizado una forma de vida que se ha impuesto no sólo en códigos de conducta y comportamientos muchas veces internalizados, sino también que ha tenido repercusión en las leyes, en las formas de organización social y que, además, se puede ver en innumerables aspectos como por ejemplo en símbolos culturales de gran influencia, por lo que la heteronormatividad se ha impuesto como un orden social y cultural que legitima todo lo que allí se presenta, de allí la importancia de identificar y legitimar otras realidades posibles de expresiones de la sexualidad y género.

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