Sandy Franco

Hacer cine en México es algo complejo, por no decir que es una travesía tan parecida a las historias que se retratan; no es como que los cineastas se levanten un día, empiecen a grabar con su cámara que tengan a la mano y al día siguiente ya tengan una cinta, se trata de una preparación que incluso puede tomar años, entre la escritura de un guion, el financiamiento que podría complicarlo todo, hasta la parte final de la distribución, que es como lanzar una moneda al aire.

En México, hacer cine constituye todavía un reto que se hace más pesado por el financiamiento, la burocracia en el gobierno y el poco apoyo que se destina a la industria y a la cultura en general; con todo eso, el gremio ha sabido colocar su visión y hacer que crezca año con año, sin mencionar que cada vez son más los cineastas que eligen México como destino para grabar sus películas, hablando de producciones extranjeras.

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Pero ¿qué pasa con las producciones de casa? De acuerdo con el IMCINE y su anuario estadístico del cine mexicano de 2024, el país produjo 240 largometrajes, 157 de los cuales se completaron. El 56 por ciento de estos se grabaron en otros estados, es decir, fuera de la Ciudad de México.

Puede parecer un porcentaje muy bajo para una industria que se presume de ser rentable, pero vamos, el cine mexicano es de los más despreciados por sus propios habitantes, neguemos que cada vez que se habla de una película y se dice que es mexicana, nos imaginamos que es el peor de los bodrios (aunque algunas producciones sí nos dan la razón).

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Detrás de 240 películas hechas en México, hay un porcentaje todavía más bajo de aquellas que logran ser exhibidas en las salas comerciales de cine, el propio IMCINE lo dice en su anuario: de las 112 películas estrenadas el año pasado, 10 solo llegaron a una sala y el 70 por ciento ocupó menos de 50 salas en su estreno, lo que constituye un problema que todavía no se ha podido resolver.

En Hidalgo, un estado que incluso tiene un departamento dentro de la Secretaría de Turismo, exclusivo para la cinematografía, se realizó el 1.3 por ciento de los largometrajes hechos en México en 2024 y hay un 0.5 por ciento de películas en proceso en la entidad. En resumen, 37 proyectos audiovisuales se desarrollaron en esta sede.

Pero ¿de qué van estás producciones? Hablamos en su mayoría de series y telenovelas, pocos son los largometrajes que se graban en su totalidad. En 2024, solo tres largometrajes se filmaron en el estado, una producción fue totalmente hidalguense; las otras producciones fueron telenovelas, series, cortometrajes y documentales.

Aunque Hidalgo se ha convertido en uno de los favoritos lugares para grabar proyectos audiovisuales, el porcentaje de producciones sigue siendo bajo, aunque mayor al de otros años. Hay que ahondar en ciertos aspectos que se deberían de contemplar a la hora de “prestar” las locaciones del estado a los creadores. Cineastas hidalguenses han coincidido en exigir una participación alta de oriundos dentro de las producciones, sea en el equipo detrás de cámaras o en el mismo cast.

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Hablemos ahora de incentivos fiscales que pudieran detonar más a la industria en nuestro estado, aunque el 2024 dejó una derrama económica de 36 millones con las producciones realizadas, se necesita una legislación para dar certeza, tanto a las producciones del gremio, como para las localidades o lugares que se ocupan; incluso se debería de pensar en aquellos cineastas de origen hidalguense que buscan facilidades no nada más para presumir los paisajes, sino para contar su historia; además de ver el impulso que los gobiernos pudieran darles a la hora de la distribución y promoción, sin que exista un compromiso de compadrazgo.

Según Elizabeth Quintanar, secretaria de Turismo en Hidalgo, una ley de cinematografía en Hidalgo daría certeza a las productoras y voltearían a ver más al estado. La cuestión es que si por el uso de locaciones en el estado no se les cobra nada (de acuerdo con la secretaria) y solo se les pide una mención en los créditos, ¿no deberían pedir una especie de arrendamiento que tenga incentivos fiscales y que esos recursos se destinen a apoyos para la industria local? ¿Qué tan viable sería? Claro, hablamos desde una visión casi utópica de un campo que tiene talentos que a veces emigran a otras partes por falta de apoyos.

Cuando se tiene un área específica sobre cinematografía, es una buena idea impulsar otro poquito más la industria, pero en favor de los locales que buscan hacer cine. Hay una serie de actores que podrían contribuir a ello: desde el talento local, con festivales y universidades, se puede poner un granito de arena en un país en donde hacer cine es titánico, todavía.

La recomendación: En Prime se encuentra El inestable afán del éxito, ópera prima del hidalguense Sebastián Guarneros, grabada en Hidalgo y que da cuenta de lo que se puede hacer con talento y apoyo.

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