El artista Álvaro Enciso ha creado un homenaje a los migrantes caídos, se trata de “Donde mueren los sueños”.
En el vasto y letal desierto que abarca Sonora-Arizona, Texas, Nuevo México y California, más de mil 700 cruces multicolores marcan el sitio donde los sueños de numerosos migrantes se apagaron para siempre.
Estas cruces, obra del artista colombiano Álvaro Enciso, están decoradas con latas de sardina, escapularios y estampillas religiosas, elementos que alguna vez pertenecieron a mexicanos, centroamericanos, caribeños, africanos, jóvenes, mujeres y niños que perecieron en su travesía hacia el “sueño americano“.
Enciso, quien emigró a Estados Unidos, ha dedicado los últimos años a erigir este panteón en memoria de los más de 5 mil migrantes que han fallecido en su intento por cruzar la frontera.
Su obra, titulada “Donde mueren los sueños“, es una iniciativa inacabada debido al constante flujo de migrantes que atraviesan el desierto, muchos de los cuales sucumben a la deshidratación, mordeduras de serpientes o caídas fatales.
Por los migrantes caídos
En una entrevista con AMEXI, Enciso explicó que estas cruces marcan lugares donde se encontraron restos de migrantes, la mayoría de los cuales aún no han sido identificados:
“Estas mil 700 cruces han sido colocadas en lugares donde se encontraron los restos de algún migrante, la mayoría aún no son identificados, pero sabemos que fallecieron por deshidratación, por quedarse sin agua, por hipotermia, mordidos por una serpiente, ahogados en un río, por caer de una ladera o del muro fronterizo”
Cada cruz, diseñada y decorada por Enciso y su equipo de voluntarios, es única.
Las cruces están pintadas en colores vivos y decoradas con latas de alimentos que los migrantes dejaron en su camino, simbolizando las historias y tragedias individuales de aquellos que perdieron la vida.
Enciso destacó que en los últimos años ha cambiado el perfil de los migrantes cuyas vidas se pierden en el desierto:
“Antes eran casi todos mexicanos, sobre todo en la última década personas que huyen de la violencia de los cárteles, pero ahora también son migrantes guatemaltecos, colombianos, venezolanos, brasileños, árabes, haitianos, africanos y chinos”
Una cruz por cada historia
Cada cruz cuenta una historia trágica, Enciso relató uno de estos casos:
“La semana pasada coloqué una cruz en un lugar llamado El Vado, Texas. Allí encontraron en la orilla del río Bravo el cuerpo de una niña de entre 15 y 16 años que creen que era mexicana porque tenía en sus bolsillos dinero de México”.
Estas historias, según Enciso, son un recordatorio constante de la dureza y los peligros que enfrentan los migrantes en su intento por una vida mejor.
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El proyecto de Enciso no solo busca marcar físicamente el lugar donde los migrantes han perecido, sino también darles una presencia y un reconocimiento.
“El desierto está lleno de huesos, de cadáveres de migrantes y ahora se está llenando de las cruces que yo pongo. Son muertes que pasan desapercibidas y lo que yo trato con mis cruces es darles presencia a esas víctimas, porque tienen un nombre, una historia, una familia y en un momento tuvieron planes y sueños y vinieron a Estados Unidos a mejorar sus vidas. Eso no es un crimen, sino un deseo de todo ser humano”
Cuando se encuentran restos humanos en el desierto, la policía o el sheriff son notificados para recoger los restos y llevarlos al forense de Pima, donde comienza el proceso de identificación.
“Donde mueren los sueños” es un potente recordatorio de la trágica realidad que enfrentan los migrantes.
La labor incansable de Álvaro Enciso y su equipo honra a los caídos, y visibiliza la crisis humanitaria en la frontera.
Cada cruz es una historia, un sueño truncado y una vida perdida, pero también un símbolo de resistencia y humanidad.
Con información de AMEXI
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