¡Al maestro, con cariño!
Porque hay maestros que, a su paso por las aulas, no solo enseñan conocimientos: también forman personas, construyen comunidades y, en muchos sentidos, son responsables de forjar un país entero. Son ellos quienes impulsan y acompañan a los profesionistas de hoy y del mañana. Por eso, este 15 de mayo, ¡al maestro con cariño! Y en especial, a la maestra Juana Pérez Cortés.
Juana Pérez, o “maestra Juanita”, como la conocen en el ámbito educativo, es una docente con 51 años de servicio, reconocida en el Congreso local por su entrega y compromiso con la educación. Originaria de la comunidad de Cieneguillas, en el municipio de El Cardonal, a sus 70 años ha visto pasar por sus aulas a miles de niñas y niños. Algunos son ahora profesionistas; otros, lamentablemente, no lograron salir adelante, dice con pesar.
Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y entérate de todas las noticias al instante
Con más de 30 años frente a grupo en educación indígena y el resto como supervisora, recuerda que de niña soñaba con ser secretaria. Sin embargo, su camino la llevó al magisterio. Incluso, en algún momento consideró la vida religiosa, después de que su madre, Simplista Cortés, la ingresara al internado del Carmen, en Ixmiquilpan, dirigido por religiosas.

En sus primeros años, Juanita cuidaba animales: pastoreaba borregos y chivos. Aun así, siempre tuvo claro que quería superarse. Sus abuelos le inculcaron la disciplina y el respeto por la vida, valores que la acompañan hasta hoy. Cuando se le presentó la oportunidad de ingresar al internado, no lo pensó dos veces. Ahí concluyó su primaria con esfuerzo y dedicación.
SIGUE LEYENDO: Luisa: la historia de una mujer y su Jauría
Inició su labor en el magisterio el 1 de octubre de 1974, como promotora de educación indígena, gracias a la clave otorgada por el profesor Alfonso Salas. Aquel primer paso no fue el único: continuó su formación hasta convertirse formalmente en docente.
Durante su trayectoria también gestionó la creación de una escuela secundaria y un albergue escolar con capacidad para 100 becas. Sabe que esos espacios hacen la diferencia: en las comunidades indígenas, muchos estudiantes viven en condiciones de alta vulnerabilidad. Algunos no tienen ni para comer y deben caminar largas distancias para llegar a clases. Por eso, los albergues representan una oportunidad invaluable para continuar sus estudios.
Dice que la educación ha cambiado. “Hoy, los maestros ya no son el pilar de la comunidad, ni los padres son la guía firme que antes eran”, comenta con preocupación. La autoridad moral se ha diluido, y muchos alumnos carecen de disciplina y responsabilidad. Aun así, asegura que su fe en la educación no se ha quebrantado.

Tiene decenas de anécdotas. Como la de Gerardo, un joven que hoy trabaja como ingeniero en Canadá. O la de una niña que soñaba con ser enfermera… y lo logró. Pero también recuerda, con tristeza, a quienes no pudieron cumplir sus sueños. De algunos se reprocha no haber estado más cerca, de no haberles dado el acompañamiento que necesitaban.
TE PUEDE INTERESAR: En el día lleva la penitencia: nació el Día del Trabajo y, desde entonces, no ha parado. La intensa vida de Roberto Pedraza.
Juanita, aquella niña indígena que soñó con salir adelante, lo logró. No solo fue maestra, también se convirtió en supervisora de la zona 021 de Cieneguillas, en el municipio de El Cardonal, sector 08. Hoy les pide a sus compañeros una sola cosa: que no se cansen. Que sigan formando a las niñas y niños que construirán el futuro de México.
Por eso, en este Día del Maestro: ¡a todos, con cariño!
- Hallan a dos hombres muertos con impactos de bala en Zempoala
- Esta secundaria en Pachuca tendrá puente de 5 días por Día del Maestro
- Donde nacen los sueños: la historia de la maestra Juanita