El primer debate entre aspirantes hidalguenses al Senado se distinguió por convertirse en una auténtica arena de lucha libre, lo que le permitió a la audiencia, además de pasar una peculiar tarde de domingo, conocer de mejor manera a quienes buscan llegar a esa alta tribuna legislativa.
El ejercicio de contraste de ideas fue organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) y fue el primero en lo que corresponde a las elecciones federales para renovar al Congreso de la Unión en territorio estatal. Y, para ser el primero, se puso bueno.
Para empezar, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros debates para las elecciones locales, aquí sí hubo intercambio directo entre los aspirantes. Y no fue el formato, puesto que es similar al que se ha utilizado para los candidatos a las diputaciones locales o para las alcaldías.
Lo que cambió en el debate entre aspirantes al Senado fue su estrategia. Aquí sí hubo intención de interpelar al contrincante. Al menos así fue en los casos de Adriana Flores Torres, Simey Olvera Bautista y Carolina Viggiano Austria, quienes se ve que se prepararon estudiando al adversario para, de ser necesario, responder. Y así fue.
La aspirante más atacada fue Carolina Viggiano, cuya larga y controvertida trayectoria en el servicio público la hicieron blanco fácil de los misiles de sus adversarias.
Uno de los embates más certeros fue lanzado por Adriana Flores, quien recientemente cambió de camiseta roja a naranja. Quien ahora calza tenis fosfo con orgullo, le recordó a Viggiano que tiene secuestrado al PRI, donde solo tienen espacios los de siempre, pero en particular sus familiares y amigos.
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También Simey Olvera, candidata de Morena, se fue contra Viggiano, a quien le recordó la colosal deuda que heredó su esposo Rubén Moreira a Coahuila, que en 2017 sumaba 36 mil 700 millones de pesos y que colocó a la entidad como la sexta más endeudada a nivel nacional.
Olvera también le cuestionó su magro desempeño en la Cámara de Diputados, donde se distingue por su alto número de faltas y por no votar iniciativas relevantes, según señaló la morenista, acusaciones que por cierto no fueron rebatidas por la también secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI.
En su defensa, Viggiano Austria, en lugar de contestar con argumentos, pidió a Olvera buscar a su esposo para debatir con él y a Flores le echó en cara una beca que obtuvo durante sus tiempos de priista, con la que pudo viajar para estudiar a China.
Flores también reprochó a Viggiano por hacer público el caso de violencia política de la que ella es protagonista y en donde se encuentra involucrado el alcalde Sergio Baños, pidiendo a la ciudadanía no votar por ella para que, una vez sin fuero, enfrente la denuncia que abrió en su contra justo por esa razón.
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Y como siguieron los ataques en su contra, Viggiano, cual si fuera pleito de cantina, respondió que ella sola podía con todas.
Las acometidas tocaron también al candidato del PT, Damián Sosa Castelán, quien, aunque pretendía navegar con la bandera de la paz, tuvo que escuchar a Adriana Flores, quien lo señaló de buscar limpiar sus “antecedentes criminales” en su intención de llegar al Senado.
La aspirante naranja no se anduvo con medias y tintas y acusó a Sosa de financiar su onerosa campaña con decenas de espectaculares con recursos de la UAEH, pues el PT no cuenta con prerrogativas.
Así transcurrió el debate entre aspirantes al Senado que, aunque se escucharon más acusaciones que propuestas, sirvió al menos para que el electorado sepa con mayor certeza a quién le va a depositar su voto.
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