Una vez que pasa la tormenta, viene la calma y de inmediato quedan al descubierto los daños que trajo el temporal. Sí, una historia que se repite cada año en nuestro país y que no hemos podido trascender.
En casi todo el país hemos sufrido los efectos de Erick, el primer gran huracán de la temporada en este 2025, que ha provocado daños, aunque no tan devastadores tanto en infraestructura como en términos de vidas humanas.
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El meteoro lleva ya dos víctimas mortales: un niño de 1 año que fue arrastrado por un río en San Marcos, Guerrero, y un hombre que resultó electrocutado en Oaxaca al manipular cables de alta tensión durante labores de limpieza.
También provocó que unos 277 mil usuarios se quedaran sin energía en Oaxaca y Guerrero y generó deslizamientos de tierra, derrumbes y árboles caídos que bloquearon numerosas carreteras, también en los estados de Oaxaca y Guerrero.
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En Hidalgo no nos quedamos atrás, según el gobierno estatal, hasta ayer por la tarde había 51 derrumbes, 42 árboles caídos, 11 bardas colapsadas y tres postes dañados.
En Ixmiquilpan, una clínica del IMSS fue evacuada ante el posible desbordamiento del río Tula, mientras que en Zimapán comunidades quedaron aisladas tras el deslave del Cerro Juárez, que dejó intransitables varios caminos.
No obstante, en términos generales, no nos fue tan mal como en años pasados, y al final las lluvias tendrán su lado positivo: frenar la incipiente sequía que empezaba a manifestarse en varios municipios de la entidad.
CHECA: Sin infraestructura y sin transporte, está cañón
Algo que hay que tener en cuenta es que la temporada de huracanes apenas comenzó y que las lluvias más intensas se esperan en los meses de septiembre y octubre, lo que debería poner en alerta tanto a autoridades como a la población en general.
Y es que ahora que en próximos días vuelva a salir el sol, quedarán al descubierto los daños a la infraestructura urbana y carretera, que ya de por sí estaban para llorar antes del meteoro.
Sólo hay que tratar de conducir por las calles de Pachuca para darse cuenta del desastre. Incluso avenidas que habían sido reparadas hace poco tiempo, ya lucen baches que se han ido agrandando por las lluvias ininterrumpidas desde el pasado jueves.
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Las carreteras estatales y las autopistas sufren del mismo mal, por lo que los gobiernos tendrán que abrir sus carteras para repararlas. Lo malo es que no habrá recurso que alcance para hacerlo en el corto plazo, así que los automovilistas tendrán que sacar sus mejores dotes para esquivar la infinita cantidad de hoyos que se abrieron y se abrirán en los próximos meses, porque las lluvias continuarán.
¿Qué hacer ante esta enfermedad crónica que enfrenta el país en materia de infraestructura carretera y de vías de comunicación? No parece haber soluciones sencillas. Se ha hablado de soluciones estructurales, como la utilización de materiales más resistentes, como el concreto hidráulico, pero el costo que implica hace inviable esta posibilidad.
En un entorno donde los fenómenos climáticos son cada vez más extremos, quienes tienen el poder deberían tomar en serio una discusión nacional sobre cómo podemos salir de este bucle que tiene a México reconstruyendo sus caminos cada año. Hay que voltear a ver qué hacen otros países cuyas infraestructuras se mantienen a pesar de las temporadas de lluvias. ¿Por qué sí se puede allá y aquí no?
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