Las elecciones extraordinarias en Cuautepec celebradas el pasado domingo dejaron la sensación de ser innecesarias ante la escasa participación ciudadana. Pero también, dejaron de manifiesto la urgencia de devolver la confianza al espacio público.
Pero vamos por partes. Pareció innecesaria porque no sólo se ratificó el triunfo del morenista Jorge Hernández Araus, sino porque sólo acudió a las urnas 39.40% de las personas inscritas en la lista nominal. O visto de otra manera, sólo 18 mil 224 personas de 46 mil 252 registradas salieron a ejercer su voto.
La apatía ciudadana podría explicarse por distintos motivos, pero destaca la sensación de inseguridad que dejó la pasada elección ordinaria celebrada el 2 de junio, cuando se registraron balaceras y quema de urnas.
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Fue notable, por ejemplo, la poca participación en las localidades donde se registraron hechos violentos en la pasada elección.
Lo anterior, a pesar de la fuerte presencia policiaca, no sólo de la policía estatal, sino de la Guardia Nacional y el Ejército. O quizá esa fue la razón por la que la población prefirió no salir. Demasiados policías y soldados quizá ahuyentaron a la ciudadanía.
No es gratuita la preocupación, desde hace años Cuautepec vive asediado por bandas que se dedican al robo de combustible.
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Por eso el principal reto del futuro alcalde será recuperar la confianza ciudadana y, para empezar, que la población vuelva a sentirse segura con su policía municipal. Recordemos que los pobladores de Cuautepec hicieron patente su desconfianza en que la policía municipal participara en el resguardo de la elección.
El propio gobernador, Julio Menchaca, declaró el fin de semana pasado que será responsabilidad del futuro alcalde “restructurar no solamente el área de seguridad sino todo su gabinete”.
Como sea, el municipio de Cuautepec superó el domingo un periodo de incertidumbre luego de la anulación de la elección del 2 de junio, y la mesa está puesta para un nuevo gobierno, de la mano del morenista Jorge Hernández Araus.
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Los nuevos servidores públicos y la oposición tendrán la responsabilidad de sumar esfuerzos para encaminar a la sociedad hacia un municipio con estabilidad política, que será condición para lograr mejorar la seguridad en la demarcación.
Ojalá que quienes tendrán las riendas de la alcaldía entiendan el mensaje de la ciudadanía que decidió no acudir a votar y reviertan esa desconfianza generalizada. Si no es ahora, ¿entonces cuándo?
