Elon Musk, multimillonario y director ejecutivo de Tesla y SpaceX, generó una avalancha de críticas, el pasado 20 de enero, por un gesto realizado durante su intervención en los actos de investidura del presidente estadounidense Donald Trump.

Musk realizó un gesto que muchos han calificado como un “saludo nazi” mientras agradecía al público por su apoyo.

El gesto, que consistió en colocar su mano derecha sobre el corazón y luego extender el brazo hacia arriba con la palma hacia abajo, se repitió hacia el público ubicado detrás del escenario.

“Mi corazón está con ustedes. Gracias a ustedes, el futuro de la civilización está asegurado”, declaró Musk, quien subió al escenario del Capital One Arena entre ovaciones.

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El gesto desató una inmediata reacción en redes sociales, donde varios usuarios lo compararon con el “Sieg Heil” nazi.

Claire Aubin, historiadora especializada en el nazismo, señaló que el gesto era claramente un saludo nazi.

Ruth Ben-Ghiat, experta en fascismo de la Universidad de Nueva York, respaldó estas interpretaciones, calificando el gesto como “beligerante“.

En contraste, la Liga Antidifamación (ADL) ofreció una opinión más moderada, indicando que el gesto parecía ser “incómodo y emotivo” y no un saludo nazi intencional.

En medio de las críticas, Musk reaccionó con ironía en su plataforma X (anteriormente Twitter), afirmando: “Francamente, necesitan mejores trucos sucios. El ataque de ‘todos son Hitler’ ya cansa”.

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El empresario también publicó un videoclip del discurso en el que destacaba su entusiasmo por el futuro, pero los fragmentos del video cortaron justo antes de los gestos controvertidos.

Antecedentes políticos

Musk ha mostrado un giro político hacia la derecha en los últimos años, respaldando al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y el partido británico Reform UK.

Además, ha sido designado por Trump para codirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

La ceremonia también dejó otro momento llamativo: Trump prestó juramento sin colocar su mano sobre las Biblias que sostenía Melania Trump.

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Según expertos, este gesto no tiene implicaciones legales, ya que la Constitución no obliga a relacionar el juramento presidencial con la religión.

El incidente del gesto de Elon Musk subraya las crecientes tensiones en un clima político polarizado, donde las acciones públicas son escrutadas al detalle y las interpretaciones generan divisiones profundas.

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