Aunque en una columna anterior ya había mencionado el lanzamiento de Silksong, en aquel momento lo hice desde la emoción de un estreno que apenas asomaba su grandeza. Hoy, tras haber invertido más de 60 horas en recorrer cada rincón de su vasto universo, puedo afirmar sin reservas que este título es mucho más que una secuela: es una obra maestra que no solo honra el legado de Hollow Knight, sino que lo expande y redefine, consolidándose como uno de los puntos más altos en la historia reciente del género metroidvania.
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Desde el primer momento, Silksong se siente como un mundo vivo y desafiante. Hornet, ahora protagonista absoluta, le da un ritmo más ágil y combativo a la exploración. Sus movimientos estilizados, la verticalidad del diseño de niveles y la variedad de enemigos convierten cada zona en un reto único que recompensa tanto la precisión como la paciencia. El mapa es más vasto y complejo, pero nunca abrumador, y cada bioma tiene identidad propia, con detalles artísticos que transmiten tanto belleza como peligro.

Uno de los apartados más destacados, y sin duda uno de los que más se ha grabado en mi memoria, es el musical. Christopher Larkin vuelve a firmar una banda sonora soberbia, con piezas que no solo acompañan, sino que narran. Dos de ellas brillan con fuerza: el tema de Aguas Bilares, melancólico y lleno de tensión, que parece vibrar con cada gota venenosa que cae en ese entorno hostil; y el de las Cámaras Corales, un canto hipnótico que combina solemnidad y misticismo, convirtiendo la exploración en un acto casi espiritual. La música de Silksong no solo ambienta: define, emociona, se graba en la piel del jugador y lo acompaña incluso fuera de la pantalla.
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Los jefes son otro de los pilares de la experiencia. Cada enfrentamiento está diseñado no solo como un reto mecánico, sino como un espectáculo visual y narrativo. Desde guerreros ágiles que ponen a prueba tus reflejos hasta criaturas colosales que llenan la pantalla con ataques imponentes, cada batalla transmite personalidad propia. Son combates que te obligan a estudiar patrones, a improvisar y a mantener la calma bajo presión, y que, una vez superados, dejan una sensación de triunfo incomparable.

En cuanto a la dificultad, es cierto que ha sido objeto de críticas. Muchos consideran que Silksong lleva el reto un paso más allá respecto a Hollow Knight, pero para mí se trata de una dificultad justa. No es un castigo arbitrario, sino una invitación constante a mejorar. Cada error es una lección y cada derrota prepara el terreno para la victoria siguiente. Esa curva de aprendizaje, exigente pero recompensante, es lo que convierte cada avance en una experiencia satisfactoria. El juego no busca humillar, busca enseñarte a dominarlo.
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Pero lo que terminó de sacudir a la industria fue su precio de lanzamiento, sorprendentemente accesible. En un mercado acostumbrado a alzas constantes, Silksong irrumpió con un costo que parecía impensable para un juego de su magnitud. El resultado: colapso en las tiendas digitales, récords de ventas y la confirmación de que un título independiente, nacido del esfuerzo de un pequeño estudio, podía redefinir no solo un género, sino también las reglas del mercado. Fue una declaración de principios: calidad y accesibilidad no tienen por qué estar peleadas.
Después de más de 60 horas recorriendo este universo, Silksong se siente como una obra imprescindible. Sus combates son intensos, su exploración es adictiva y su atmósfera es tan envolvente que perderse en ella se convierte en un acto casi natural. Hornet no solo tomó la estafeta: la transformó, ofreciendo un viaje que equilibra la ferocidad de la acción con la poesía de sus paisajes y su música.
Porque al final, Silksong no es solo la secuela de un clásico: es la confirmación de que el arte independiente puede estremecer a la industria entera. Un juego capaz de combinar dificultad, belleza y emoción con una naturalidad envidiable. Y que, con cada salto, cada nota musical y cada victoria arrancada al filo de la derrota, nos recuerda que incluso en los reinos más oscuros, siempre hay una melodía esperando para guiarnos hacia la luz.
- Portada
- Hollow Knight Silksong: La secuela más esperada
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