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A finales de marzo, el gobierno federal echó a andar un plan para disminuir el consumo de comida chatarra y así combatir la obesidad infantil. La estrategia es ambiciosa, pero requerirá de un cambio social para que realmente funcione.

El programa para revertir el consumo de comida chatarra se denomina “Vida Saludable” y entró en vigor el 29 de marzo de 2025. La iniciativa, que tiene como objetivo combatir la obesidad infantil y promover hábitos alimenticios más saludables en las escuelas, ya enfrenta los primeros obstáculos, uno de ellos el hecho de que falta regular lo que ocurre en el entorno inmediato a las escuelas. ​

Han sido varios los medios de comunicación que reseñaron cómo en las inmediaciones de las escuelas abundan los puestos que ofrecen desde los ya clásicos chicharrones con salsa, pasando por las fritangas y toda la oferta de alimentos ultraprocesados que bien conocemos en México, lo cual echaría por la borda los esfuerzos gubernamentales por mejorar la oferta alimenticia en las cooperativas escolares.

La paradoja de ver cómo florecen los puestos que ofrecen comida engordadora afuera de las escuelas obliga a preguntarse: ¿cómo combatir entonces esta plaga que tiene a México en los primeros lugares de obesidad infantil?

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Como en otros grandes problemas nacionales, la respuesta parece intrincada, pero no imposible. La educación que transmiten los padres a sus vástagos es la herramienta más poderosa para evitar los problemas de peso.

Cualquier estrategia que se eche a andar naufragará si en casa se mantienen los mismos hábitos nocivos. Tampoco tendrá los resultados esperados si las medidas se enfocan al entorno escolar.

Hoy los infantes en México padecen obesidad porque hay un entorno que los empuja a alimentarse de manera precaria y a llevar una vida sedentaria. Las familias no tienen tiempo de comer en casa, y entonces uno come lo que hay a la mano. Y lo que hay son los productos ultraprocesados, o las garnachas que abundan en cada esquina.

Claro, hacer deporte es buena idea, ¿pero dónde? ¿En qué parques? La mayoría de ciudades en México carece de infraestructura para hacer deporte. Vamos, ni siquiera hay banquetas ni calles en buen estado.

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La estrategia que echó a andar la presidenta Claudia Sheinbaum es positiva, porque va más allá de prohibir chatarra en las escuelas. Pero se quedará corta si las familias no cambian sus hábitos en casa. Tampoco funcionará del todo si no hay dónde hacer deporte y será insuficiente si los ayuntamientos no regulan lo que se vende al exterior de los centros educativos.

La tarea no será fácil, pero por algún lugar hay que comenzar para revertir décadas de malos hábitos y entornos nocivos para las infancias.

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