Lo que tienes que saber
- A diario, camiones cargados de residuos orgánicos circulan por la avenida principal de fraccionamiento, dejando a su paso un rastro de estos residuos que sirve de alimento para las moscas.
- Es indispensable la coordinación de las autoridades de los tres órdenes de gobierno para generar un plan real de inspección y saneamiento en las zonas agrícolas y establos colindantes.
- Aunque no es responsabilidad de los vecinos resolver un error de planeación, medidas como asegurar la basura en contenedores herméticos, limpiar restos orgánicos en terrenos baldíos e instalar mallas mosquiteras en puertas y ventanas son pasos necesarios para proteger sus hogares.
Las moscas que llegaron para quedarse
Desde hace casi una década, los vecinos del fraccionamiento La Florencia, en Tizayuca, han denunciado la presencia continua y creciente de las moscas que invaden sus viviendas, fachadas, vehículos y áreas comunes. Según los testimonios, esta proliferación inició desde la construcción del conjunto habitacional y desde entonces no se ha encontrado una solución definitiva.
La situación es insostenible: moscas en paredes, techos, autos, y todos los espacios abiertos. Simplemente estar en casa se convierte en una batalla perdida contra estos insectos. Más que una molestia estética, existe una profunda preocupación en los habitantes de la zona, por la salud pública y la calidad de vida de las familias que ahí habitan.
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¿Por qué las moscas eligieron ese lugar?
No es casualidad biológica: es un error de planeación territorial. Existen diferentes factores que facilitan el crecimiento de la población de las moscas caseras (Musca domestica):
La ubicación geográfica y uso de suelo: El fraccionamiento colinda con zonas agrícolas, establos y campos de cultivo donde el manejo del estiércol es deficiente. Algunos vecinos incluso señalan que el área fue, históricamente, un relleno sanitario antes de convertirse en zona residencial.
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La cuenca lechera: Tizayuca es orgullosamente agropecuaria, sin embargo, la producción de leche y sus derivados genera toneladas de estiércol bovino, suero y aguas residuales con alta carga orgánica. Sin un confinamiento adecuado, estos desechos son el paraíso para la reproducción de insectos.
Logística deficiente: A diario, camiones cargados de residuos orgánicos circulan por la avenida principal de fraccionamiento, dejando a su paso un rastro de estos residuos que sirve de alimento para las moscas. Además, el colector de drenaje que corre cerca del río Papalote, arrastra una carga orgánica altísima que agrava el problema.
Moscas súper poderosas
Para entender la magnitud del problema, hay que mirar de cerca al “enemigo”. La mosca doméstica crece y se reproduce a una velocidad asombrosa donde hay humedad y materia en descomposición. En climas cálidos, su ciclo de vida (de huevo a adulto) dura apenas de 7 a 10 días. Esto significa que las fumigaciones aisladas no sirven de mucho si el foco de reproducción sigue activo.
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No son solo una molestia: las moscas son vectores mecánicos de enfermedades. Al posarse en desechos y luego en nuestra comida o nuestra piel, nos transmiten bacterias, virus, hongos y parásitos. Son responsables de transmitir enfermedades graves como el cólera, la fiebre tifoidea y salmonelosis. En la Florencia, la salud de las familias está en juego con cada mosca que se cuela a sus casas.
Un llamado a la acción
Este caso es un recordatorio urgente de la importancia del manejo adecuado de los residuos orgánicos. Es indispensable la coordinación de las autoridades de los tres órdenes de gobierno para generar un plan real de inspección y saneamiento en las zonas agrícolas y establos colindantes.
Por otra parte, se deben aplicar políticas estrictas de manejo de residuos para la industria lechera y el transporte de desechos dentro de la ciudad.
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Aunque no es responsabilidad de los vecinos resolver un error de planeación, medidas como asegurar la basura en contenedores herméticos, limpiar restos orgánicos en terrenos baldíos e instalar mallas mosquiteras en puertas y ventanas son pasos necesarios para proteger sus hogares.
La plaga de la Florencia es el síntoma visible de una planeación urbana que priorizó la construcción de casas sobre la seguridad ambiental. La resolución de este problema, requiere un compromiso real de las autoridades y también de los vecinos al vigilar que se lleve a cabo lo necesario para erradicar esta situación.
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