Piernas de Plata

Hace tiempo que Tulancingo no vive sus mejores tiempos y quienes han estado al frente de los gobiernos estatales y municipales no han sido capaces de revertir esa mala racha.

El que durante mucho tiempo fue el segundo municipio con mayor población del estado (hoy superado por Mineral de la Reforma) enfrenta una crisis política desde que asumió el poder la alcaldesa morenista, Lorena García Cázares, quien ha sufrido tropiezos que denotan su falta de experiencia política para ejercer el cargo.

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No es que se le quiera descalificar por ser la primera mujer en dirigir el ayuntamiento de Tulancingo, es que sus acciones poco han abonado en el ideal de alcanzar un buen gobierno para el municipio.
La crisis se agravó luego del ataque a balazos que sufrió la semana pasada el director de Prevención del Delito, Dereck Olvera Juárez. No sólo porque se trató de un hecho de violencia inédito en Tulancingo, sino porque a partir del hecho se destaparon otras irregularidades en la administración de García Cázares.

Fueron los medios de comunicación quienes dieron a conocer que Dereck Olvera, quien aún sigue hospitalizado, no tenía el perfil para ocupar su puesto como director de Prevención del Delito, pues carece de carrera policial y por lo tanto no cuenta con los exámenes de control y confianza que su cargo requiere.

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Y en el afán de defender lo indefendible, al argumentar que el puesto de Olvera es de “caracter social” y no de seguridad, la alcaldesa cometió otro error ante los medios de comunicación que la entrevistaron la semana pasada.

Demostrando su falta de experiencia en el cargo, García Cázares justificó que en su planilla laboral esté también contratado Fernando Olvera, quien además de ser el responsable jurídico municipal, es padre de Dereck Olvera. También defendió que en el ayuntamiento que dirige esté contratada la mamá de Olvera, María de Jesús Juárez Rebollo, quien es auxiliar de Secretaría Particular.

Al argumentar un evidente e ilegal caso de nepotismo, la alcaldesa afirmó que la inclusión de la familia Olvera Juárez en su gobierno fue “un acto de gratitud”, pues trabajaron duro para apoyar su campaña proselitista.

Como si fuera algo normal, la alcaldesa de Tulancingo aceptó que en su gobierno se pagan las lealtades y los favores políticos y que, además, se puede tolerar el nepotismo, aunque esa práctica esté por encima de la ley.

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Los errores de la alcaldesa han sido tantos, que sin convocar a una consulta de revocación de mandato, en Tulancingo la ciudadanía ya se organizó para recabar firmas y terminar de manera anticipada su administración.

Tulancingo es un municipio que se distingue por el empuje e iniciativa de sus habitantes. Pero también, por la mala gestión de quienes han pasado por las últimas administraciones municipales. La de García Cázares es el mejor ejemplo de su mala fortuna.

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