El cine mundial despide a Robert Redford, quien murió a los 89 años, dejando un legado que marcó la historia de Hollywood tanto frente como detrás de las cámaras.

Con más de 50 películas en su trayectoria, Redford fue mucho más que un galán de la gran pantalla: ganó un Oscar por Ordinary People, se consolidó como director y se convirtió en un firme defensor del cine independiente, fundando el Festival de Cine de Sundance, plataforma que catapultó a decenas de cineastas emergentes.

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De los tropiezos a la gloria

Nacido como Charles Robert Redford Jr. en Santa Mónica, California, en 1936, su juventud estuvo marcada por la rebeldía y las pérdidas personales. Tras ser expulsado de la Universidad de Colorado y sufrir la muerte temprana de su madre, encontró refugio en el arte durante su estancia en Europa. De regreso en Estados Unidos, decidió formarse como actor en la Academia Estadounidense de Arte Dramático en Nueva York.

Su debut en cine llegó en 1960 con Tall Story, aunque la fama lo alcanzó casi una década después con Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), junto a Paul Newman, con quien formó una de las duplas más memorables del cine.

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Ícono de una generación

En los años setenta consolidó su prestigio con títulos como Todos los hombres del presidente (1976), sobre el escándalo Watergate, y El golpe (1973), nuevamente al lado de Newman. A menudo fue elogiado por su atractivo físico, pero Redford veía su belleza como un obstáculo que lo limitaba a ciertos papeles.

Su madurez artística lo llevó a debutar como director en 1980 con Gente corriente, cinta que le valió el Oscar a Mejor Dirección y a Mejor Película, confirmando su talento más allá de la actuación.

Sundance y la causa social

El actor apostó por crear un espacio para las voces independientes y fundó el Festival de Sundance, hoy reconocido como cuna del cine alternativo en Estados Unidos, que ha proyectado películas emblemáticas como Donnie Darko, El proyecto de la Bruja de Blair y Perros de reserva.

Fiel a sus convicciones, Redford dedicó gran parte de su vida a defender causas ambientales y los derechos de los pueblos nativos americanos, ganándose el respeto dentro y fuera de la industria.

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Aunque admitió haber enfrentado tragedias familiares que marcaron su vida personal, Robert Redford será recordado como el Sundance Kid eterno, un actor y director que desafió las reglas de Hollywood y abrió caminos para el cine independiente.

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