KATHYA MORENO

Pachuca no se vive solo con la vista; se siente en cada ráfaga de viento, en cada bocado y en cada historia que sus calles susurran…”

Pachuca, la “Bella Airosa”, capital de nuestro bello estado de Hidalgo, tiene fama de ser una ciudad ventosa y fría, pero basta con pasar un día recorriendo sus calles para descubrir que es mucho más que eso. Este rincón de Hidalgo es un destino lleno de historia, cultura y sabores que no puedes perderte.

Como pachuqueña, siempre he pensado que existen dos “Pachucas”, el que todo el mundo conoce y el que falta por descubrir. Siendo la Bella airosa el epicentro de nuestro desarrollo histórico cultural, con arquitectura impecable, narrativa y sobre todo esencia.

Comienza tu recorrido en el corazón de la ciudad, el Reloj Monumental. Este ícono es mucho más que un punto turístico; es un símbolo de identidad que refleja la influencia inglesa en Pachuca, herencia de los mineros que llegaron a estas tierras en el siglo XIX. Alrededor, encontrarás una plaza vibrante donde locales y visitantes conviven en un ambiente relajado.

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Desde ahí, te sugiero adentrarte en el mundo del arte en cualquiera de sus múltiples galerías y museos como el Museo de Arte Contemporáneo “Cuartel del Arte”. Este espacio resguarda obras de artistas nacionales e internacionales que te harán reflexionar y, tal vez, enamorarte un poco más de esta ciudad. El Museo de Minería es imperdible. Pachuca es referente de la minería en México, y este lugar te llevará a un viaje por su pasado, desde las primeras técnicas de extracción hasta las historias de quienes dieron vida a esta industria. Y no se puede omitir visitar el Museo nacional de la Fotografía.

Otro punto de importancia es El Cristo Rey, una de las esculturas más grandes de México, se alza majestuoso en el cerro de Santa Apolonia, ofreciendo una vista panorámica impresionante de la ciudad. Este monumento no solo es un espacio de reflexión y espiritualidad, sino también un mirador que permite apreciar la Bella Airosa desde las alturas. Además de la Iglesia y Ex convento de San Francisco de Asís con la presencia de la mártir mejor conservada de América latina.

Y no, no es sólo eso, en Pachuca se cuenta lugares gastronómicos únicos, cantinas llenas de historia, calles y callejones instagrameables, por mencionar algúnos. No es un lugar de paso, es una visita que se disfruta en calma y a paso lento.

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Pachuca no se vive solo con la vista; se siente en cada ráfaga de viento, en cada bocado y en cada historia que sus calles susurran. Así que, la próxima vez que pienses en qué hacer en esta ciudad, recuerda que bajo ese cielo ventoso hay un mundo de experiencias esperando ser descubierto.

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