El género de los vampiros siempre ha despertado la curiosidad de las audiencias. El ejemplo más clásico es esa seducción que todos sentimos con Drácula y sus múltiples adaptaciones, con Bela Lugosi en primeros acercamientos; el sensual vampiro de Francis Ford Coppola con Gary Oldman y Winona Ryder, una nueva versión con Luke Evans y hasta una cinta en la que el conde de Transilvania es más criatura y menos hombre, en el 2023.
El vampirismo también ha aceptado nuevas maneras de representación, algunas con tintes más románticos, cayendo en la cursilería y en el fanatismo de masas; algunas en formatos animados y otras que experimentan con otros géneros como la ciencia ficción, la comedia y el western. En los últimos años, es más notable la evolución de la figura utilizada para aterrorizar al espectador; en este 2025, hemos sido testigos de adaptaciones e historias originales que supieron usar un recurso que hasta hace poco se sentía desgastado y poco original, como Nosferatu y Abigail, por citar algunas producciones.
Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y entérate de todas las noticias al instante
Sin embargo, me atrevo a decir que el mejor ejemplo que podemos ver en recientes fechas es Pecadores (Sinners), dirigida por el que hasta el momento es el mejor cineasta del 2025, Ryan Coogler, que anteriormente había hecho buenos trabajos con Creed y las cintas de Black Panther y Wakanda Forever; con este trabajo, se puede decir que Ryan se consolida como uno de los directores que van viento en popa dentro de la escena de Hollywood. Pecadores cuenta la historia de dos hermanos gemelos, Smoke y Stack, veteranos de la Primera Guerra Mundial, que después de hacer dinero con la mafia en Chicago regresan a su pueblo natal para emprender un negocio, un club nocturno donde los habitantes que son afrodescendientes puedan divertirse al concluir sus jornadas de pisca de algodón.
La película, filmada con cámaras IMAX y Ultra Panavision, transcurre en 24 horas donde los gemelos reúnen a un grupo de personas dispuestas a trabajar en su club, entre ellas a su primo Sammie, un joven hijo de un pastor de la iglesia que le prohíbe tocar su guitarra. Sammie se une a sus parientes para demostrar su talento en el blues; la noche de la apertura, su música es tan poderosa que es capaz de invocar a una fuerza sobrenatural como son los vampiros.
SIGUE LEYENDO: La figura del Sumo Pontífice en el cine
Hay tantos puntos a favor de Pecadores; uno de ellos es que la historia es original, no estamos hablando de un remake, un reboot, secuela o precuela; se trata de una historia escrita por el director en donde se combinan distintos géneros. No es otra película de vampiros plana y llena de litros de sangre; hay western, hay folk horror y hay también una historia de racismo marcado en la época de la segregación de los años 30.
La originalidad de esta obra maestra recae también en la banda sonora, que actúa como un segundo personaje. Estamos hablando de un soundtrack hecho a la medida de cada una de las escenas, compuesto por el genio detrás de la banda sonora de Oppenheimer, Ludwig Göransson, quien aprovecha los elementos del blues de esa época, con sonidos africanos, guitarras eléctricas e increíbles voces lideradas por Miles Caton, actor que precisamente da vida a Sammie y que es toda una revelación en la cinta.
Hablando de las actuaciones, sobra decir que Coogler volvió a confiar en su actor fetiche Michael B. Jordan, que hasta hace poco todavía no veíamos como un actor serio; sin embargo, hay que reconocer que se luce con no uno, sino dos personajes, algo así como lo que hizo Robert Pattinson en Mickey 17, pero en una mejor versión. El cineasta arropó a su actor con talento fresco como Hailee Steinfeld, el propio Miles Caton, Jack O’Connell y Wunmi Mosaku entre otros, cada uno enfocado en su personaje y con los matices que la propia película pide.
En resumen, Pecadores es una experiencia que sí o sí se debe de ver en cines. No es una continuación de algo que ya nos sepamos, pero podría ser el inicio de una franquicia interesante. La narrativa nos adentra en una cinta que bien podrían ser dos distintas producciones; es una película completa sin pretensiones, utiliza el vampirismo básico pero arrollador y, aunque su desarrollo de trama le juegue en contra, pues el detalle de presentar a sus personajes e historias puede resultar muy largo, cuando Jack O’Connell rompe con el discurso, lo mejor está por suceder.
TE PUEDE INTERESAR: El infravalorado Apple TV
La recomendación: Puede que peque de pretenciosa, pero un clásico que tiene que estar en las listas de películas de vampiros, indispensable en la filmografía de este género, es Entrevista con el vampiro, película de 1994 con Brad Pitt y Tom Cruise, buena adaptación del libro de Anne Rice, con esa escena final de Cruise manejando un convertible con Sympathy for the Devil de los Rolling Stones de fondo. Está en Max por si gustan. Y hasta aquí. ¡Corte y queda!
- Portada
- A siete meses del atropellamiento, Luis Emmanuel Delgado no ha obtenido justicia
- Pecadores y los nuevos vampiros de Hollywood