Endémicas del Mediterráneo, las praderas marinas de posidonia cubren una superficie de más de 2 millones de hectáreas a lo largo de las costas. Sus hojas pueden alcanzar hasta un metro de altura. Proporcionan refugio y lugar de reproducción para los peces, que se alimentan de los pequeños invertebrados que viven allí.
La posidonia también protege la costa de la erosión rompiendo el oleaje y formando bancos que se acumulan en las playas en invierno.
Este bosque submarino también absorbe carbono, lo que ayuda a luchar contra el cambio climático. El carbono, capturado en las hojas a través de la fotosíntesis, desciende por las raíces y rizomas, al igual que los sedimentos que flotan en el océano. Estos forman un colchón denso que puede alcanzar varios metros de espesor y retiene el carbono durante miles de años.
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Para la misma superficie, las praderas de posidonia absorben más carbono que una selva tropical. Pero las posidonias están amenazadas por el calentamiento de los océanos y son dañadas por las anclas de los barcos cerca de las costas. Los científicos temen que la degradación de las praderas marinas pueda provocar la liberación a la atmósfera de las grandes cantidades de carbono que contienen.
Información de AFP
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