“Cada 25 de julio, Santiago Tulantepec se detiene, se transforma, se llena de ruido, expectación y emoción. Ese día se celebra la Santiagada, una fiesta con aires de bravura, de rito popular y, sobre todo, de pertenencia.”
Por décadas, cada 25 de julio, Santiago Tulantepec se detiene, se transforma, se llena de ruido, expectación y emoción. Ese día se celebra la Santiagada, una fiesta con aires de bravura, de rito popular y, sobre todo, de pertenencia. Es más que un espectáculo con toros: es el corazón de una identidad colectiva que late fuerte, incluso en medio de controversias.
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La historia de la Santiagada no se entiende sin el peso simbólico y económico de la fábrica Santiago Textil, inaugurada en el siglo XIX. Sus dueños, de origen español, sembraron más que empleos: dejaron costumbres, símbolos y una devoción particular por Santiago Apóstol. De ahí emergió esta versión local de la “pamplonada”, que no imitó, sino adaptó una tradición europea al temperamento hidalguense.
Desde su institucionalización en la década de 1980, la Santiagada se convirtió en el acto más esperado de la feria patronal. Año con año, toros de lidia recorren la avenida México mientras miles de personas —algunas desde la protección de gradas, otras con más osadía en la calle— viven una experiencia cargada de adrenalina, fervor y orgullo.
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Es verdad: la fiesta no ha sido inmune a la polémica. Críticas de sectores antitaurinos y llamados a limitar la participación infantil han marcado parte del debate reciente. Y es válido cuestionar, preguntar, evolucionar. Pero también es válido reconocer que la Santiagada ha sabido reinventarse: hoy opera bajo normas de seguridad, con coordinación de cuerpos de emergencia y una infraestructura que intenta cuidar tanto al público como a los animales.
Lo más admirable, sin embargo, es cómo este evento logra seguir convocando sin perder su raíz. No hay espectáculo artificial, sino un ritual con historia. En ese sentido, la Santiagada se ha convertido en una suerte de espejo: lo que ves en ella depende también de lo que traes dentro. Para unos es valentía; para otros, folclor; para otros más, nostalgia.
Este 2025 no será la excepción, ya que desde el 19 hasta 27 de julio se celebrará la feria más importante del municipio, y la Santiagada —como cada año— será el clímax. Se espera una afluencia multitudinaria, una cartelera artística sólida y una experiencia más segura que nunca. Las autoridades municipales han reforzado los protocolos, y los pobladores se preparan para mostrar, una vez más, que esta tradición no es solo suya, sino de todos los que la viven con respeto, emoción y memoria.
Porque mientras haya quienes corran, quienes miren, quienes aplaudan o se persignen… la Santiagada seguirá siendo lo que siempre ha sido: una celebración del pueblo y para el pueblo. Una fiesta donde se enfrentan el coraje, la crítica y la comunidad. Y en ese ruedo simbólico, Santiago Tulantepec sigue ganando cada año.
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