Dinorath MotaDinorath Mota

Alejandro Alcántara es de las personas que rompen paradigmas, de aquellos a quienes las cosas no les han sido fáciles, pero que al final son sobrevivientes. Son almas que transforman las dificultades de la vida y que, más allá de la homofobia y la discriminación que tuvo que vivir de niño, ahora es una persona fuerte que tiene sueños, y uno de ellos es que un día haya un mundo en el que todos quepan, en donde la libertada sea una realidad y no una meta.

Alejandro hoy es diputado, pero un día fue un niño y un adolescente que tuvo que luchar contra la incomprensión de la gente, incluso con el temor de su propia familia. Piensa que siempre supo su identidad, pero fue en la secundaria donde fue plenamente consciente de sus preferencias sexuales y también donde tuvo que aprender a sobrevivir y a defenderse.

Originario del municipio de Tepeji, hijo de Armando y Gregoria, es el mayor de cuatro hermanos, el que tenía que dar el ejemplo.

Los años de la niñez transcurrieron entre juegos y responsabilidades, entre aprender y tomar conciencia al convivir con tres de sus primos que padecían alguna discapacidad, dos de ellos ya sin vida. En esos años se convirtió en el líder, creó un club de amigos y buscaba en todo momento fomentar la inclusión. Ahí nacería su gusto por la educación y la docencia, y aunque en esos años tenía tres sueños: ser médico, dentista o maestro, fue la Ingeniería en Sistemas Computacionales en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo su profesión.

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Pero la vocación educativa siempre estuvo presente. Más tarde, ingresó a una maestría en educación. Su interés en esta área lo llevó a dar clases en instituciones como el ICATHI, el Telebachillerato y la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji.

Su incursión en la política comenzó en su juventud con Movimiento Ciudadano, aunque inicialmente solo figuraba como militante de papel. Su trabajo en la administración municipal de Tlahuelilpan lo llevó a involucrarse de lleno en la política, lo que culminó en su postulación como diputado por representación proporcional, convirtiéndose en un representante de la diversidad en el Congreso.

Sin embargo, su llegada al Legislativo no estuvo exenta de desafíos. Se enfrentó a actitudes discriminatorias dentro del Congreso, considera que estas fueron por desconocimientos y ahora ahí no solo tiene compañeros, sino también amigos. Pero eso le recordó el acoso que sufrió en su adolescencia por ser parte de la comunidad LGBT+. En su juventud, el rechazo social y familiar lo llevó a atravesar momentos difíciles, incluso a pensar en el suicidio, al sentir que no encajaba en un mundo que no lo aceptaba.

Fue entonces que encontró apoyo en la organización Afirmación, dedicada a la autoaceptación y prevención del suicidio en la comunidad LGBT+. Desde 2014, Alejandro Alcántara ha trabajado activamente en esta asociación y actualmente es su presidente en México, labor que le ha permitido compartir experiencias, sanar heridas y ayudar a otros a superar las suyas. Su trabajo ha sido reconocido internacionalmente, llevándolo a colaborar con organismos globales y compartir su mensaje de inclusión y derechos humanos en diversos países.

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Y como en la vida también hay cosas buenas, recuerda que una de ellas ha sido abrir brecha en su familia al ser el primero en obtener un título universitario. A partir de él, ahora muchos de sus primos han seguido su ejemplo y son ingenieros o médicos, señala.

Consciente de que aún queda un largo camino por recorrer, Alejandro Alcántara sueña con un mundo donde la comunidad LGBT+ pueda vivir sin miedo, con una educación inclusiva y sin discriminación en el ámbito laboral. Recuerda que él mismo tuvo que ocultar su orientación en trabajos anteriores por temor a ser despedido. “No quiero que nadie más pase por lo que yo pasé”, afirma.

De esos años de esfuerzo, en donde para su familia fue difícil aceptar su identidad, apenas queda poco. Ahora, quienes criticaban su trabajo reconocen su esfuerzo, y eso también, dice, es parte de sus victorias. Pero su lucha continúa. Su historia es un testimonio de resistencia, y espera que inspire a futuras generaciones a vivir sin miedo y con orgullo.

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