A estas alturas de la vida, el cine de superhéroes está más que sobrevalorado; es a veces una medida desesperada de los estudios por hacer dinero, y ya es común que en la época de blockbusters haya una o más cintas de este género, que luchen por la taquilla y que complazcan a un fandom harto de universos cinematográficos, pero que nunca tiene suficiente de ellos para ver.
La última vez que vimos a Superman fue en la época de pandemia cuando, en un hecho épico, Zack Snyder liberó su famoso Snydercut, con su visión de cuatro horas sobre la Liga de la Justicia que ya había sacado Joss Whedon y que no terminó de convencer al propio fandom. Esta era la tercera cinta con Henry Cavill, el británico que anteriormente había portado el traje del hombre de acero en Batman V Superman y Man of Steel.
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A su llegada a DC Studios, James Gunn desechó la idea de traer de nueva cuenta a Henry Cavill como el kryptoniano, dejó atrás los lúgubres colores, contrató a otro actor para empezar con el universo y trajo un poco de lo que le imprimió alguna vez al UCM. Así estrenó hace una semana su versión de Superman, con David Corenswet como el nuevo hombre de acero y Nicholas Hoult como su némesis Lex Luthor.
En la pantalla grande, la historia de Superman no es nada nuevo; lo hemos visto en diferentes etapas de su vida: desde sus inicios, pasando por su descubrimiento como superhéroe, la vida salvando Metrópolis, una aparente decadencia y sus años más maduros. En todas ellas hay o una película, o una serie, sea animada o no.
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Claramente, este fue uno de los puntos de inflexión que usó Gunn para su Superman y mostrarlo ya de tiempo completo en su doble vida como Clark Kent y como el superhéroe que salva vidas; nos ahorra pasar por el origen y hasta nos da tres pesitos de contexto antes de acomodarnos en la butaca con nuestro combo, amigos.
Pero bueno, ¿funciona o no funciona este nuevo arranque para el DCU? No, al menos en mi nunca humilde opinión, tenemos más de lo mismo; está entretenida, pero no deja de ser algo que ya estaba y que solo lo modificaron porque las directivas de Warner y del propio DC Studios abandonaron el barco que no supieron tripular.
Está bien esta cuestión de hacer un Superman menos lúgubre, con más color, más entretenido, no tan dramático, sin mayor culpa que querer ser un humano más en la tierra que trata de ayudar a sus habitantes, que tiene un romance muy bonito y que lidia con el peso de la fama en una sociedad moderna con redes sociales. Bien, ya hubo un paso adelante, pero hay que reconocer que no hay nada más.
Es inevitable que durante la cinta no se viaje a la casa de enfrente, o sea, a Marvel; pareciera que James Gunn se trajo algunas cosas que ya le vimos hacer en Guardianes de la Galaxia y otras que son parte del UCM, como los agujeros en el tiempo, los universos de bolsillo, los personajes en cuatro patas como Krypto, hasta algunos actores del mismo estudio y ese humor que a veces peca de bobo.
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Incluso repite un poco la cuestión de hacernos sufrir a través del animalito y un maltrato representado, poniéndolo encima del protagonista; creo que fue lo más destacable de los 125 minutos que dura.
Hablando del protagonista, el reto de David Corenswet era hacer un Superman con más vida que culpa y que alejara de la mente del espectador (sobre todo de los seguidores del universo de Snyder) la imagen de Henry Cavill en el traje. Lo logra, pero no de una manera que particularmente se agradezca; de hecho, cae en el hecho de ser un superhéroe de DC con personalidad de algunos de los Guardianes de la Galaxia.
¿Qué podemos destacar, entonces, de una película que entra en un mundo en el que es más difícil convencer a un espectador harto de cintas de superhéroes? Que hizo un Superman menos emo y más esperanzador, hasta si quieren ustedes más divertido; que reivindica la figura de Lex Luthor y finalmente lo pone como un digno oponente del hombre de acero, aunque en este caso, su contrafigura se deslava al primer golpe.
Juzguen ustedes al final; tal vez hemos pasado los últimos años buscando la película perfecta de superhéroes, enfrascados en Marvel y sus cintas y series que buscan desesperadamente volver a la gloria, y un DCU que pide a gritos una sola victoria en una línea del tiempo en la que ya va tarde.
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- Portada
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