Lo que tienes que saber
- el rey del streaming, el dueño de nuestras horas de esparcimiento y de una parte de nuestro dinero, ese que en la pandemia fue aliado y compañía, el que no te deja compartir la contraseña con tus amigos o familia, pero tiene 83 mil millones de dólares para comprar uno de los estudios más influyentes de todos los tiempos, nada menos que Warner Bros.
- Cuando era el único en la faz de la tierra que tenía el control del streaming, Warner apareció con su HBO Go y luego con HBO Max, servicios con otro contenido diferente, con bajos costos y con la posibilidad de compartir contraseñas.
- Si Netflix tiene el control de HBO Max, significa quitar a un competidor de su lista y aumentar el número de usuarios que querrán ver el universo de Harry Potter, las nuevas series del mundo de Game of Thrones, el DCU y otras muchas de las cosas que tienen bases de fans sólidas.
Netflix… el rey del streaming, el dueño de nuestras horas de esparcimiento y de una parte de nuestro dinero, ese que en la pandemia fue aliado y compañía, el que no te deja compartir la contraseña con tus amigos o familia, pero tiene 83 mil millones de dólares para comprar uno de los estudios más influyentes de todos los tiempos, nada menos que Warner Bros. Pictures.
La noticia de la venta de Warner en un año en donde le fue bastante bien con sus películas, hace preguntarnos varias cosas; no es una cosa de mercados ni adquisiciones, ni oferta y demanda, se trata de un poder que nadie dimensiona, pero que muchos quieren.
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Cuando Netflix y Warner terminen el papeleo para la compra, el gigante del streaming se hará de uno de los más importantes catálogos de películas, sagas, series y realities; no solo eso, hay estudios con distribución teatral y otros que licencian a terceros, además de la marca de HBO.
Con todo ese equipaje, claro que me hizo pensar en unas cuantas teorías sobre la compra de Warner por Netflix. ¿Por qué el streaming de la N está interesado? Porque significa tener más contenido en su catálogo.
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Cuando era el único en la faz de la tierra que tenía el control del streaming, Warner apareció con su HBO Go y luego con HBO Max, servicios con otro contenido diferente, con bajos costos y con la posibilidad de compartir contraseñas; para Netflix fue un golpe que significó bajas en sus usuarios y en sus ingresos.
Si Netflix tiene el control de HBO Max, significa quitar a un competidor de su lista y aumentar el número de usuarios que querrán ver el universo de Harry Potter, las nuevas series del mundo de Game of Thrones, el DCU y otras muchas de las cosas que tienen bases de fans sólidas; eso se traduce en un aumento de costos en el servicio o contenido limitado de acuerdo a paquetes ofertados a usuarios.
Esa sería una consecuencia para los consumidores de streaming, pero hay más en juego que una mensualidad domiciliada en nuestras tarjetas de débito. Se trata de posibles repercusiones a la tradición de ir a una sala de cine a ver un estreno.
Recordemos cómo es la mecánica de distribución de las películas hechas por Netflix: algunas tienen un limitado estreno en salas de cine, casi a la semana llegan al streaming y ahí se alojan hasta el final de los tiempos; no hay chance de poder disfrutar el esplendor de una cinta hecha para la pantalla grande y los cineastas parecen atados de manos con lazos hechos de cantidades obscenas de dinero para poder realizar sus películas.
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Otra teoría está en la atenta carta que algunos directores hicieron llegar a directivos de Netflix, mostrando la preocupación por una monopolización en el séptimo arte; incluso el Sindicato de Directores de Hollywood, con Christopher Nolan a la cabeza, ha pedido reuniones con el gigante del streaming para hablar sobre las preocupaciones que la compra de Warner traería a la industria.
Con el poder que tendría Netflix, es difícil entender cómo no apostó por un crecimiento orgánico, con sus propios productos y sus propias victorias. Una primera respuesta sugeriría que Netflix no sabe hacer películas legendarias; se ha rodeado de cineastas que buscan presupuestos altos para hacer realidad sus historias y que, con crisis en otros estudios, sucumben ante quien les da las perlas de la virgen.
Esto ha traído consigo más cintas de autor, con realizadores legendarios como el propio Martin Scorsese, pero con la fórmula del streaming, rápidamente se evapora la euforia por historias que tenían todo para ser grandiosas; algo simplemente no encaja y es todavía más difícil que tanto Warner como Netflix estén más que satisfechos por la transacción realizada, cuando el mundo entero se estremece con lo que podría pasar en un futuro.
El volantazo en esta novela cuasi navideña lo ha dado Paramount, con una contraoferta de 108 mil 400 millones de dólares, y muchos dirían que de los males el menos, pero resulta que quienes hicieron la puja son amigos cercanos de nada más y nada menos que Donald Trump; el cine podría estar a merced de una agenda política a modo y con censura. Recordemos los aranceles que iba a imponer el republicano en un intento “heroico” de salvar al séptimo arte de una inminente muerte… ¿No sería casi lo mismo?
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