En el corazón de Hidalgo, donde el folclor y las tradiciones ancestrales laten con fuerza, el Xantolo emerge como una celebración de vida y muerte, un romance de colores, aromas y sonrisas que enriquece el alma de aquellos que lo experimentan.
Esta tradición anual, arraigada en la región de la Huasteca, rinde homenaje a las antiguas creencias prehispánicas. Las fusiona con la influencia católica, creando una celebración que es mucho más que una fiesta: un rito espiritual que trasciende el tiempo.
Alrededor del Día de Muertos, las calles de los pueblos se transforman en un espectáculo de vida y color. Las flores de cempasúchil, con su vibrante color naranja, adornan altares con ofrendas de alimentos. No se hacen esperar bebidas, velas y objetos personales en honor a los seres queridos que han partido. Los vivos se congregan para recordar y honrar a los muertos, creando un puente simbólico entre ambos mundos.
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Los vivos se congregan para recordar y honrar a los muertos, creando un puente simbólico entre ambos mundos.
Las calles se llenan de música y danza, catrinas gigantes que danzan alegremente entre la multitud. El aroma de la comida tradicional llena el aire con su famoso zacahuil, sus tamales, las exquisitas enchiladas huastecas, café de olla y el infaltable pan de muerto acompañado de chocolate caliente elaborado de manera artesanal, que puede ser acompañado con “piquete” de caña.
Xantolo, tradición ancestral
Las calaveras de azúcar son obras de arte que sonríen con sabiduría ancestral, recordándonos que la muerte es parte de la vida.
El Xantolo en Hidalgo es un romance con la memoria. Es el momento en que los recuerdos se despiertan, cuando los espíritus vuelven a casa y las familias se unen en un acto de amor y nostalgia. Los altares, llenos de fotografías y fruta, crean un mágico puente entre generaciones pasadas y presentes.
Bajo el manto estrellado del cielo de Hidalgo, este festival se convierte en una danza cósmica con sus comparsas y cuadrillas; un recordatorio de que la vida y la muerte son ciclos interconectados. En cada esquina, la historia cobra vida a través de sus arcos de flores, narraciones orales, bailes y canciones. Las tradiciones ancestrales se entrelazan con la realidad contemporánea en un abrazo eterno.
El Xantolo es un poema, una oda a la memoria y al espíritu. En sus colores, aromas y sonrisas, se teje la identidad de un pueblo que celebra con amor y respeto el eterno ciclo de la vida y la muerte. Es una celebración que trasciende el tiempo, un legado que enriquece a quienes tienen la fortuna de vivirlo.
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