Sandy Franco

A principios de los años 80, médicos descubrieron que algunos pacientes enfermaban de padecimientos poco comunes; los casos eran más a menudo en Nueva York y California. Los pacientes, en su mayoría hombres homosexuales sexualmente activos, experimentaban un tipo de enfermedad respiratoria, parecida a la que afectaba a las aves, y sarcoma de Kaposi, además de otros padecimientos.

Debido a este primer grupo de hombres con la infección y que perdieron la vida meses después, la enfermedad fue asociada primero a los homosexuales, pues la prensa la llamó “peste rosa”, atribuyendo el padecimiento a la comunidad LGBT, a pesar de solo señalar a los hombres y antes de que se le llamara VIH. Los médicos la denominaron Gay-related immune deficiency (inmunodeficiencia relacionada con los gays).

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Detrás de una historia que arroja cifras y datos médicos con terminología difícil de entender, se encuentra una lucha social en la que la comunidad solo pedía el respeto a sus derechos y poder ser libres de amar a quien quisiera, sin tener que esconderse, tapar las apariencias o huir de casa para poder ser quienes de verdad eran.

Esta esencia queda perfectamente expuesta en It’s a Sin (o Es un pecado), miniserie de 2021 creada por Russell T Davies, el mismo detrás del éxito y regreso de la serie clásica de ciencia ficción Doctor Who. It’s a Sin narra la historia de tres jóvenes homosexuales cuyas vidas cambian cuando los primeros casos de VIH aparecen en Reino Unido.

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Ritchie, Roscoe y Collin buscan lo que todo joven en sus años mozos: triunfar, cumplir metas, divertirse sin restricciones y enamorarse; el problema para ellos es la represión de los padres, ocultar las apariencias y la inocencia de no saber qué está pasando con ellos mismos mientras descubren un mundo que se quieren comer. Durante esta travesía, el VIH será la amenaza más grande que enfrenten, pues desde su ignorancia, la poca información que había en ese entonces y la discriminación por ser homosexual, los tres verán cómo todo puede terminar por una decisión errónea.

Cargada de drama, propio de las producciones que abordan la inhumanidad de la época con una comunidad que desde mucho antes lucha contra el rechazo, la discriminación y el poste(o) de sus derechos humanos, It’s a Sin es una ventana a entender lo que pasaba en otras latitudes, pues siempre el foco de lo que fue la epidemia del sida está en Nueva York, el epicentro de todo; ahora desde Reino Unido, donde los contextos sociales eran diferentes y no por eso muy alejados de la escena de los ochenta, los protagonistas retratan qué pasa cuando la desinformación entra por la puerta, cuando la suerte está de tu lado o cuando el mundo te sobrepasa.

Con tan solo cinco capítulos, It’s a Sin es tan desgarradora como aleccionadora; refleja parte de una historia que sigue como una mancha que simplemente algunas personas se niegan a borrar. Por momentos trae la misma línea narrativa de The Normal Heart de Ryan Murphy, basada en la obra de Larry Kramer, en donde el mensaje es claro: el amor es amor, además de la lucha por los derechos humanos y la crueldad de la sociedad con una comunidad que sigue sufriendo los estragos de una discriminación sin fin.

En términos de series y producciones audiovisuales que abordan las temáticas LGBT y uno de los periodos más oscuros para la misma comunidad, como lo fue la década de los ochenta y la epidemia del sida, It’s a Sin es una muestra de cómo se pueden hacer historias que además de expresar el miedo, la impotencia, la atmósfera de los clubes nocturnos, el nacimiento de un sentimiento que no se sabe expresar y la crueldad de las personas represoras, puritanas e hipócritas.

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Con un elenco casi desconocido y cameos tan necesarios como imprescindibles (Neil Patrick Harris aparece en los primeros capítulos), la serie es un círculo perfecto que no pretende más que dar a conocer lo que tres personas vivieron durante una década, en medio de la vorágine que fue vivir como homosexual en tiempos del nacimiento del sida. Si la quieren ver, que vale mucho la pena, está disponible en HBO Max.

La recomendación: Hablando de cine y la comunidad LGBT en este Pride Month o mes del orgullo, hablemos sobre la evolución de las narrativas en estas producciones, de la represión pura al romance y las relaciones comprendidas. Dos ejemplos de ello son el éxito literario Heartstopper que está en Netflix y All of us strangers de Andrew Haigh con Paul Mescal y Andrew Scott; la pueden encontrar en Disney+.

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