Dinorath Mota

Todo llega en el momento justo. Así llegaron a su vida la docencia y también sus hijos; las oportunidades, las risas y las tristezas, porque de eso se trata la vida: de sentirla, de vivirla. Hoy, Zitlalli Callejas inicia un nuevo capítulo al ser nombrada titular de la Oficina de Enlace Educativo del Gobierno de México en el estado de Hidalgo.

Pero las cosas no pasan solo porque sí, y eso ella también lo sabe. Detrás hay un camino recorrido; hay trabajo, sueños y recuerdos que la llevan a pensar en aquella niña que corría, que siempre andaba a prisa, la que terminaba descalabrada o con cicatrices en la piel. La joven que soñaba con un mundo mejor, con ayudar… y la mujer que, paso a paso, ha ido cumpliendo cada una de sus metas.

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Zitlalli es originaria de Actopan. Pasó sus primeros años en la comunidad de Huaxtho, junto a sus padres, Carmen Bautista y Emilio Callejas, ambos profesores, y su hermano Tonatiuh. La vida en ese entonces eran juegos, bromas con los primos y cicatrices que, como ella dice sonriendo, “son huellas de guerras infantiles”.

Su vida siempre ha estado ligada a la educación. El magisterio se respiraba todos los días en casa, y por eso, desde temprana edad, nació su compromiso con la gente. Con una personalidad fuerte y activa, fue forjando su carácter.

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Pero sin duda hay una figura que aparece en cada trazo de su historia: su padre, a quien debe el gusto por la música. Cantar es uno de sus pasatiempos favoritos, y Paloma Negra vive en su alma porque es la canción favorita de don Emilio. Cada vez que puede, se la dedica con el corazón.

Alguna vez incluso pensó en dedicarse profesionalmente al canto, y como muchos niños de su generación, soñó con participar en el programa de Chabelo. La vida la llevó por otros caminos, pero de esa etapa conservó una lección: para llegar a donde quieres, hay que insistir.

La política apareció también de la mano de su padre. Recién cumplidos los 18 años y con su credencial de elector en la mano, participó como representante de casilla. Así fue su primer acercamiento.

Eran tiempos de los grandes políticos, de los inalcanzables. Aquellos que llegaban a los pueblos con tambora, con entusiasmo, y sobre todo con la esperanza de la gente. Todo eso fue germinando en Zitlalli. Ella quería estar ahí, ser parte.

La vida siguió su curso, junto con sus estudios en Derecho, y más tarde, su labor docente en una secundaria técnica. Llegaron sus hijos, quienes se han convertido también en sus cómplices. Aunque ya son adolescentes, asegura que son maduros para su edad y que con ellos, todo es mejor.

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Luego de su primera experiencia en política, la chispa se encendió. Se postuló como candidata a diputada por Nueva Alianza. Aunque no ganó, comprendió que en esos cargos se abre un puente entre la ciudadanía y las instituciones.

Como aspirante a diputada en 2016, recorrió su distrito; no solo fue cercana, también logró ganar la confianza de la gente. Lejos de desanimarse, continuó. Orientar, gestionar y resolver se convirtieron en parte de su vida pública.

Su llegada a Morena ocurrió en las calles, como coordinadora de la defensa de la Cuarta Transformación. Fue designada coordinadora territorial del distrito 3, con cabecera en su municipio. En una época en la que pocos creían en las encuestas, ella se metió de lleno. Trabajó en favor del proyecto encabezado por Claudia Sheinbaum, hoy presidenta.

Zitlalli Callejas también fue responsable de cuidar el voto en su distrito y su estructura logró una efectividad del 99%, lo que la consolidó como una operadora eficaz, disciplinada y confiable. Todo su trabajo la llevó al cargo que hoy ocupa. Sin embargo, al concluir su labor como defensora del voto, volvió a su vocación: su escuela, sus clases, su magisterio… sin dejar de lado su compromiso político.

Sabe que su labor continúa también en casa. Al cerrar la puerta de su oficina, vuelve a ser mamá, hija, mujer. Hace tareas, limpia la casa y, aunque confiesa que no siempre tiene tiempo, procura atender su hogar lo mejor posible.

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Uno de los momentos más difíciles ha sido la enfermedad de su padre, lo que aún la entristece. Pero mientras pueda, dice, quiere que él siga siendo parte feliz de su vida. Acompañar a su familia, disfrutar de sus padres, de sus hijos y de su hermano, además de su compromiso con la educación, son hoy su presente y su futuro.

Por eso, Zitlalli está convencida de que todo llega en el momento preciso, y el suyo, ahora, es construir desde los sueños de niñas, niños y jóvenes, en eso que tanto ama: la educación.

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