Voy a dejar de lado el hecho tan molesto de que Netflix, en su afán estratégico de mantenerte como usuario de su catálogo, haya dividido la segunda temporada de Merlina en dos partes; hay otras cosas que reclamarles a los realizadores de esta serie que fueron desarrollando conforme transcurrían los episodios.
Todo era alegría y atmósferas dark con la primera temporada; Jenna Ortega encajó perfecto en un papel que anteriormente había desarrollado una pequeña Christina Ricci en los 90. Revivir a la familia Addams no era una tarea fácil; solo había un hombre que podía hacerlo y ese era Tim Burton. La serie marcaba el regreso del mítico director oscuro a la pantalla, aunque no escribiera nada del guión.
Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y entérate de todas las noticias al instante
Nada que reclamar en la primera temporada, el cast era casi perfecto, llamó a Catherine Zeta Jones para personificar a Morticia y a Luis Guzmán como Homero; vaya, hasta el doblaje lo hacía Humberto Vélez. ¿Qué salió mal de esta segunda temporada?
La semana pasada, Merlina terminó con esta segunda parte que prometía desenredar lo que se había quedado enredado en la primera temporada, pero no sé si la historia se perdió entre el boom del baile de Jenna Ortega al ritmo de “Goo Goo Muck” de The Cramps o los otros proyectos que tenía la actriz en puerta, uno de ellos con el mismo Tim Burton. El caso es que para esta nueva temporada, Merlina abusaba de ser… Merlina.
SIGUE LEYENDO: Venecia 82
Lo que comenzó como una buena idea de revivir a estos personajes que en sus versiones anteriores tocaron la comedia y el terror de una manera específica pero entretenida, tanto que se convirtieron en leyendas de la televisión, terminó por ser algo que se desinfló y que sobrevivió a medias con cameos de actores legendarios, cortometrajes en stop motion y una canción de Lady Gaga.
Vamos por partes, como la serie. En un principio, la temporada dos prometía mucho, pues había conflictos sin resolver en la primera y queríamos más de la familia Addams. Sí tuvimos más Morticia, más Homero y mucho más de Pericles, pero también demasiado del tono de Jenna Ortega y la actitud de rebelde sin causa injustificada que porta el personaje y que llega un momento en que es cansado verla en pantalla.
Ya sabemos que la serie, la historia, pues, es oscura y le dieron un tono de misterio con una serie de asesinatos que Merlina quiere investigar y que terminan involucrándola en los mismos con una serie de secretos que se van revelando, pero a veces pareciera que la joven abusa de su amargura y su sarcasmo para resolverlos en lugar de meter a escena a su familia.
Ahora bien, nuestras bocanadas de aire fresco en medio de Jenna Ortega siendo Merlina o Astrid Deetz de Beetlejuice Beetlejuice (aceptémoslo, se parecen hasta las historias tantito) fueron los personajes de Enid Sinclair, Tyler y el propio Pericles, que tuvo un buen desarrollo con otros personajes secundarios; claro que aquí vamos a poner a Lady Gaga y su canción “The Dead Dance” y cameos importantes como el de Christopher Lloyd, Heather Matarazzo, Christina Ricci y Steve Buscemi.
TE PUEDE INTERESAR: Terror en pleno verano
Es notoria la diferencia cuando Tim Burton está en la silla de director y cuando alguien más se pone detrás de la lente, como también es notorio el cambio en el tono de la serie, cada vez más despegado de lo que fueron la serie de los 60 y las películas de los 90. Esta es una nueva oleada para presentar una reinversión de los personajes a las nuevas generaciones.
¿Funciona? Por extraño que parezca, sí, los más jóvenes se identifican, si no con Merlina, con Enid, Acnes o alguno de los otros estudiantes de Nunca más. Música, elementos de la actualidad como las redes sociales y el factor misterio han jugado a favor de la serie, pero en lo personal, hay una inconsistencia, algo que no termina de embonar; tal vez sea la propia Merlina… o no.
La recomendación: Pausen Merlina en Netflix y vean Número desconocido: Un escándalo del ciberacoso escolar, es una película/documental que deja a más de uno con varias preguntas. Gira en torno a un tema delicado como el acoso escolar y vale mucho la pena verlo. Hasta aquí, ¡corte y queda!