Francisco Zavala

Y, de pronto, el cantinero se apresura a levantar la cortina. De inmediato acapara la escena esta tradicional figura, simétrica, torneada y de bordes finos, en madera y colocada de forma encontrada y opuesta, como si representara la contraposición de ideas, expresiones y emociones de las que está llena una cantina.

Pareciera estar partida justo a la mitad, como si representase el ambiente ante un acalorado debate de barra, o al contemplar un encuentro deportivo, de esos que invitan al espectador a acudir a algún lugar concurrido para sentirse parte del encuentro (compartiendo tanto con aficionados aliados como rivales).

Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y entérate de todas las noticias al instante

Se yergue orgullosa, altanera, se sabe el punto medular de la fachada y, como si fuera poco, parece irreverente ante el paso del tiempo. ¡La Puerta de Cantina!

Abiertas permanentemente,estas puertas no discriminan ni dan lugar a filtros., todo aquel que tenga la voluntad de entrar puede hacerlo. Basta con extender la mano y empujar una de ellas suavemente si deseas pasar desapercibido, o bien hacerlo firmemente y ambas a la vez si tienes la intención de acaparar la atención a tu llegada, la puerta amablemente pondrá toda su personalidad a tu disposición para que tu estancia en la cantina sea única desde la entrada.

LEE: Tratado de Versalles: 90 años de tradición, cocteles con historia en el corazón de Pachuca

Es testigo del pasar de centenares de rostros tristes que al salir parecen haber olvidado toda pena, esbozando sonrisas y soltando una que otra carcajada.

También es culpable de generar grandes espacios a la imaginación, esa que echa a andar todo aquel que pasa junto a ella justo en ese momento en el que el salir de un parroquiano provoca un contonear de la puerta y permite ver el interior del establecimiento. Y es que, entre aquellos que nunca han visitado una cantina, ¿quien no se ha preguntado qué sucede ahí dentro?

SIGUE LEYENDO: ¡Bebedores del mundo, bebed!

Una puerta que abre una ventana a lo desconocido, esos espacios por arriba y por debajo, la pequeña grieta del centro que nunca termina por cerrar completamente, nos brindan unos segundos para mirar un poco de ese nuevo universo.

Y es que lo que resguardan estas puertas es, en realidad, algo especial. Las cosas suceden de manera algo distinta cuando reúnes en un solo lugar los grandes tragos y la gastronomía regional, historia, camaradería y charlas infinitas.

CHECA: No hay nada que hacer en Pachuca

En todo caso, si aún no conoces ninguna cantina, visitar cualquier de ellas después de leer este texto se convierte en la mejor sugerencia que pueda ofrecerse, pues las puertas seguro agradecerán atestiguar tu visita.

SEGURO TE INTERESA:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *