Los cambios de época siempre emocionan. Pocas experiencias atraen más que la sensación de entrar a un lugar desconocido, a un territorio que nunca hemos explorado.
Por eso este martes primero de octubre será un día de esos que buscaremos preservar en nuestro saturado archivo de recuerdos. Aunque con el devenir del tiempo, quizá sobrevivan una o dos imágenes, a pesar del esfuerzo que hagamos. Como aquella estampa de Felipe Calderón al momento de tomar protesta entre empujones y rechiflas en aquel traumático 2006.
Hoy veremos imágenes distintas, en una realidad política cada vez más alejada de aquel 2006. Este martes seremos testigos de una transición inédita: la primera entre dos gobiernos emanados de la izquierda.
Pero también, será inusual porque será la primera en la historia en la que una mujer recibirá la banda presidencial. Este hecho no será secundario, implicará también una nueva era para el país porque quien gobernará a partir de hoy lo hará desde una perspectiva distinta a lo que conocemos hasta ahora.
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El cambio ya lo podemos percibir desde el emblema que distinguirá al nuevo gobierno y que se dio a conocer anoche. Se trata de la imagen de una joven mexicana con rasgos que nos recuerdan a nuestras raíces, aquellas que encontramos en los pueblos originarios y que todos los días vemos en el espacio público, en el transporte, en las escuelas, en las oficinas, en las fábricas.
“La joven mira con firmeza y esperanza hacia la izquierda, simbolizando la lucha del pueblo por alcanzar la justicia y la libertad. Asume con honor el legado de sus ancestras, por ello, lleva con orgullo vestimenta tradicional. Su cabello volando por el viento, evoca el avance que con paso firme da nuestra nación hacia un futuro de bienestar y prosperidad”.
Así explica el nuevo gobierno el significado del emblema que a partir de este primero de octubre distinguirá la presidencia de Claudia Sheinbaum.
Este cambio de ciclo implica también decir adiós a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Un gobierno del cual se seguirá hablando mucho en el futuro. No sólo por la personalidad y el estilo de gobernar del tabasqueño, sino porque la administración que terminó ayer será un parteaguas de varias que vendrán en el futuro.
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El gobierno de Andrés Manuel dejará escuela, el suyo será el primero de una nueva generación de gobernantes que retomarán los principios que estableció el tabasqueño. O, para ser más concreto, los gobiernos que vengan en el futuro buscarán mantener en lo esencial las políticas que se echaron a andar en el sexenio que concluyó ayer.
Como sea, este martes a las 11 de la mañana seremos testigos de un hecho histórico, de una transición de la cual no se tienen antecedentes en la historia de México.
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