“Ver la Copa del Mundo en Hidalgo no solo emociona a los aficionados, sino que fortalece la identidad cultural y turística de una región que tiene mucho que ofrecer más allá de los estadios: paisajes mineros, gastronomía tradicional, historia obrera y arquitectura británica que convive con lo mestizo…”
En el corazón de México, Hidalgo se levanta como un testimonio vivo del legado futbolístico nacional. Reconocido como la cuna del fútbol en México, este estado no solo conserva la historia de los primeros balones que rodaron en Real del Monte, sino que también mira con firmeza al futuro, buscando consolidarse como un destino imprescindible del turismo deportivo.
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La reciente parada del Trophy Tour de la FIFA en tierras hidalguenses es más que un gesto simbólico; es un reconocimiento global al lugar donde nació la pasión futbolera en nuestro país. Ver la Copa del Mundo en Hidalgo no solo emociona a los aficionados, sino que fortalece la identidad cultural y turística de una región que tiene mucho que ofrecer más allá de los estadios: paisajes mineros, gastronomía tradicional, historia obrera y arquitectura británica que convive con lo mestizo.
Este tipo de eventos actúan como catalizadores para el turismo. La gira del trofeo no solo fue una oportunidad para que miles de personas se acercaran a la máxima gloria futbolística, sino que también sirvió como escaparate para mostrarle al mundo la riqueza patrimonial de Hidalgo. Es turismo con causa, con historia, con raíz.
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Con la mirada puesta en el Mundial FIFA 2026, es momento de que los prestadores de servicios turísticos en Hidalgo se preparen activamente. Capacitarse en atención multilingüe, hospitalidad internacional y experiencias culturales inmersivas será clave para recibir un turismo más exigente y diverso.
Además, la digitalización de servicios, la promoción de paquetes temáticos futboleros y la vinculación con operadores turísticos de las sedes oficiales del Mundial pueden abrir nuevas puertas de negocio. El reto es convertir el legado futbolero en una experiencia vivencial que conquista al visitante.
Y esto es apenas el comienzo. Con el Mundial a la vuelta de la esquina y México como uno de los países anfitriones, se avecina una oleada de visitantes nacionales e internacionales. Hidalgo, con su cercanía a la Ciudad de México y su creciente infraestructura turística, tiene todo el potencial para convertirse en un destino alternativo y complementario para quienes busquen experiencias auténticas más allá de los partidos.
El turismo deportivo no es solo fútbol. Es movilidad económica, es proyección mediática, es conexión emocional. Y en esa jugada, Hidalgo ya tiene ventaja. La pelota está en nuestra cancha: toca seguir invirtiendo, planificando y soñando en grande.