Ubicada en los vastos llanos de Apan, Hidalgo, la Hacienda de Chimalpa es un lugar que respira historia. Testigo de la época dorada del pulque, sus muros centenarios guardan secretos de tiempos pasados, relatos de trabajo arduo y, por supuesto, leyendas que aún resuenan entre sus pasillos.
Esta Hacienda es el lugar ideal para la realización de eventos sociales y cinematográficos, atrayendo a un mayor número de turistas. Dentro de sus instalaciones, alberga un museo que ofrece a los visitantes un recorrido fascinante por una colección de piezas originales como testigo de los ayeres, cada una con una historia única. Es inevitable estar en este místico lugar y no preguntarse ¿cuántas historias albergan en este lugar?
Una de las más conocidas en la Hacienda Chimalpa, es una historia de amor, tragedia y misterio que ha perdurado en la memoria colectiva y que durante el recorrido nos comparten. Se dice que a mediados del siglo XIX, la familia hacendada de Chimalpa tenía dos hijas: una joven de 20 años y una pequeña niña de apenas 7. La mayor vivía un amor prohibido con el mayordomo del tinacal, un romance que el padre de familia jamás hubiera aceptado.
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Los enamorados, conscientes de la imposibilidad de su unión, decidieron escapar a través de un túnel secreto que conectaba la habitación de la menor con las caballerizas. Sin embargo, su plan fue descubierto por la niña, quien inocentemente informó a su padre. Enfurecido, el hacendado ordenó cerrar los túneles de inmediato, sin percatarse de que su hija y el mayordomo aún se encontraban dentro. Como si la naturaleza misma castigara la desdicha, una tormenta azotó la región, inundando los pasajes y sellando el destino fatal de los amantes.
Días después, la niña cayó en una profunda depresión, cargando con la culpa de haber causado la muerte de su hermana. Su frágil salud se vio deteriorada, y finalmente sucumbió a la viruela, dejando a la hacienda envuelta en un manto de tristeza.
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Pero la historia no termina ahí. Muchos visitantes aseguran haber visto a la pequeña, correteando entre los pasillos y jardines, jugando con aquellos que tienen la sensibilidad suficiente para percibir su presencia. Su risa inocente aún resuena entre los muros de la hacienda, como un eco del pasado que se niega a desaparecer.
Más allá de la leyenda, la Hacienda de Chimalpa sigue en pie como un emblema de la grandeza histórica de Hidalgo. Un sitio donde el tiempo parece haberse detenido, permitiendo a quienes la visitan recordar la importancia del amor eterno, y un llamado a la reflexión de unir nuestros corazones al verdadero amor, luchando contra todo y contra todos… una verdadera historia de amor.
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