Lo que tienes que saber
- Entre esas raras criaturas se encuentra Nightwish, un proyecto nacido en 1996 en la mente inquieta de un joven Tuomas Holopainen, quien soñaba con mezclar la solemnidad de una orquesta sinfónica, la potencia del metal europeo y la teatralidad de la ópera.
- Por eso “Storytime” suena a carrusel embrujado, a pergaminos antiguos, a mundos paralelos que se abren con un solo acorde.
- Es una oda al metal que entiende que la fantasía no es evasión, sino resistencia.
En la vasta cartografía del metal, pocas bandas han logrado construir un reino propio, con leyes estéticas, emocionales y sonoras que nadie más ha podido replicar. Entre esas raras criaturas se encuentra Nightwish, un proyecto nacido en 1996 en la mente inquieta de un joven Tuomas Holopainen, quien soñaba con mezclar la solemnidad de una orquesta sinfónica, la potencia del metal europeo y la teatralidad de la ópera.
Lo que comenzó como un experimento casi íntimo se convirtió en un movimiento que marcaría para siempre la identidad del metal sinfónico.
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Nightwish no solo evolucionó el género: lo definió. En una época donde el metal buscaba extender sus fronteras más allá del virtuosismo o la furia, la banda finlandesa apostó por algo más ambicioso: un metal que sonara a cinematografía, que respirara fantasía, que construyera mundos completos.
Su fusión fue tan exacta que no parecía mezcla, sino alquimia. Las guitarras convertidas en ráfagas, las percusiones en truenos, los coros como arquitectura gótica y una voz primero lírica, luego melódica, que hacía de puente entre lo humano y lo sublime.
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Y entre todas las piezas que componen su legado, hay una canción que resume esa visión como pocas: “Storytime”. Publicada en su disco Imaginaerum (2011), la pieza es mucho más que un sencillo poderoso; es la declaración de principios del metal sinfónico en pleno siglo XXI.
Su discurso travieso, mágico, casi infantil en la superficie es en realidad un manifiesto sobre el arte de contar historias. Nightwish nos recuerda que la imaginación no es un accesorio, sino el motor primordial de toda creación.
Por eso “Storytime” suena a carrusel embrujado, a pergaminos antiguos, a mundos paralelos que se abren con un solo acorde. Es una oda al metal que entiende que la fantasía no es evasión, sino resistencia: la defensa del asombro en tiempos que lo devoran todo.
Quizá ahí reside la importancia perdurable de Nightwish. No solo hicieron metal con orquesta; hicieron literatura sonora. No solo mezclaron estilos; unieron épocas. No solo narraron historias; nos devolvieron la capacidad de creer en ellas.
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En un panorama donde muchos géneros se desgastan por repetición, Nightwish continúa recordándonos que el metal también puede ser un viaje, un sueño, un rito. Que, en el fondo, las guitarras también saben contar cuentos.
Porque al final, cada canción es el inicio de una nueva historia, escrita con fuego, magia y distorsión.
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