Joselyn Sánchez

Si eres amante de las películas de suspenso y terror, seguramente recuerdas la famosa escena en la que los cuervos persiguen a personas en un poblado de Estados Unidos, en la película sesentera “Los Pájaros”, de Alfred Hitchcock. Ahora, mantener esa imagen en la mente y piensa que, en lugar de cientos de aves, son miles de mosquitos los que te atacan.

¿Puedes imaginar la desesperación y la ansiedad? Ojalá esto fuera una película de terror, pero no, esa es la realidad a la que se enfrentan a diario la población de los pueblos ribereños de la presa Endhó, los cuales tienen meses lidiando con los enjambres de moscos que ya han provocado la muerte de ganado y afectaciones a la salud de la gente.

Y es que, sin importar cuántos videos veas y cuánto te cuenten del problema de los moscos en la presa Endhó, no podrás entender la magnitud del problema hasta que lo vivas en carne propia. Fui hace unos días y sólo de recordar la cantidad de insectos, se me eriza la piel de la desesperación que sentí.

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Sobre todo, porque, apenas empieza a oscurecer y la cantidad de moscos se va haciendo cada vez más visible, y si andas fuera y te quedas quieto unos segundos, con eso basta para que decenas de mosquitos se paren en tu cuerpo y comiencen a picarte.

No estuve más de un par de horas en las inmediaciones de la presa Endhó y las ronchas de los moscos son considerables, y es que, cuando intenté resguardarme de los moscos, me metí a la camioneta de un compañero, pero eso sólo resultó en una terrible idea, una de las puertas estaba abierta y la cantidad de moscos adentro era tantos como afuera.

Sin importar a donde corriera, había cientos y cientos de moscos, y bueno, las personas como quiera se resguardan, pero, ¿los animales?, los vimos retorcerse tratando de quitarse los moscos, incluso pedían, a su manera, que les quitaras los moscos, la verdad es que es una impotencia no poder hacer nada para ayudarles.

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Una de las ribereñas nos contó que ya se le murieron 25 puercos por las picaduras de moscos y esto es un golpe fuerte a su economía, pues no hay forma de recuperarse porque la cantidad de insectos no ha disminuido pese a que ya comenzaron las heladas, por ello, han urgido, de mil y una maneras, que se fumigue la presa.

Y es que, la fumigación, es una deuda social, y es justo, porque esas personas no sólo tienen que lidiar con la contaminación de la presa, el hedor y los problemas de salud que provoca, sino que, ahora también están batallando con la cantidad de moscos que resulta insoportable.

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