Columna Aída Suárez

Un niño de ojos grandes llegaba con su abuelo materno y le gustaba jugar con la computadora y la cámara fotográfica. Fue con él con quien aprendió a usar estos aparatos que hoy son sus herramientas de trabajo.

Así como este pequeño de ayer, de grandes pestañas, hoy a veces con barba y a veces no, permanece con su generación inventando y explorando cómo usar todos los instrumentos que se han generado. Están en el uso de la tecnología que en estos momentos nos trae loc@s.

Foto: Aída Suárez

Saco esto a colación por la celebración del Día de la niña y el niño, el pasado 30 de abril. En el zócalo de la ciudad de Puebla vi a las infancias disfrutando de cualquier juguete que le acercaron los adultos. Desde una pelota, un globo chico, grande, ovalado y hasta los cilíndricos que votas en el piso y sube con fuerza.

TE PUEDE INTERESAR: La cemita de Puebla

Vaya, hasta los pequeños patitos amarillos que ahora se usan con un pasador para colocarlo en la cabeza. Son muy simpáticos, de apenas cinco centímetros de alto y un pequeño resorte que facilita que el muñequito se mueva un poco. Así que al usarlo en la cabeza se bambolea.

Estos pequeños patos significan suerte, alegría, felicidad ya que su color amarillo eso simboliza: felicidad.

Foto: Aída Suárez

Se empezaron a usar en las ferias del centro y Sudamérica y las y los chavitos muy gustosos los portaban. Y tienen un poco de animé. Llegaron a México por noviembre del 2023, también a las ferias y a las grandes ciudades. Yo los vi por primera vez en la ciudad de Puebla. Incluso en diciembre les agregaron un gorro de Santa Claus, y se veían más simpáticos.

Hoy los veo con toda una serie de artefactitos sobre los pequeños patos, que si gafas negras, que si sombreros de diferentes colores, que si audífonos, flores, plumas, y hasta vestidos de los súper héroes. Simple y sencillamente: ¡Me encantan!

Foto: Aída Suárez

Este 30 de abril los vi en muchas cabecitas de niñas y niños que disfrutaban un día aparentemente normal, pero no, fue dedicado a nuestras infancias, a ofrecerles un día feliz, contentos, con sonrisa, juegos, música, dulces y otras tantas chácharas de comida.

SIGUE LEYENDO: Gabriela Mistral a los cien en El Chico

Fue un día para dejar a un lado el trabajo infantil, la desaparición de infantes, vaya, hasta las campañas políticas, y mantenerlo en la reflexión. Sí se habló de sus derechos: a la educación, la salud, a vivir sin violencia, a tener un nombre y apellido, a tener un techo seguro.

Claro, son derechos constitucionales, nadie debe dejar de tenerlos, pero ya sabe, todavía hay excepciones en este país.

Foto: Aída Suárez

En fin, que pasó otro 30 de abril, con las ganas de divertirse como chavit@s, con ell@s, de jugar, de brincar en los charcos de agua, de comer una deliciosa paleta de hielo con sabor de grosella y pintarse la boca con ese color. Ah, y ponerme el patito amarillo en la cabeza y bailar para que se mueva. Así, sin que importe la edad.

Un abrazo chamakit@s y de mi parte el compromiso por seguir trabajando por sus derechos, así como lo hice con el chavito de ojos grandes. Tienen mi palabra.

X@AidaSuarezCh

2 comentarios en «Los patitos en la cabeza y la alegría de la niñez»
  1. Saludos al niño de ojos y pestañas grandes, iguales a las de su mamá.
    El gusto por los patitos amarillos que se mueven, es muestra de la niña delgadita y seriecita con la que jugábamos y que aún llevas dentro. Saludos Aida.

  2. Yo también recuerdo a aquél chico de ojos grandes y pestañas enormes, pero de sonrisa aún más grande y alegría super contagiosa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *