Resulta que en Zimapán no sólo cuecen barbacoa… también están cocinando acusaciones falsas y pleitos familiares de alto voltaje.
Todo gira en torno a Aylén Trejo Leal, quien —según fuentes de más peso que un costal de cemento— anda muy aplicada en eso de fabricar delitos. ¿La motivación? Nada de baja monta: un pleito de herencia familiar, rencores personales y, de paso, meter ruido en la sucesión del gobernador Julio Menchaca.
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Pero Aylén no actúa sola. Dicen que se le ha visto muy cerca del Sindicato del Cemento, ese que cuando no está bloqueando calles en Pachuca, se dedica a otros “negocios“, como desestabilizar políticamente la región. Lo de siempre: cemento, poder y muchas ganas de hacerse notar.
Todo esto mientras en la Fiscalía hablan de testimonios manipulados, firmas falsificadas y menores usados como piezas de ajedrez. Porque al parecer, aquí la justicia se cocina a fuego lento… y con muchos ingredientes cuestionables.
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Así que sí, Zimapán está en el centro del mapa, no por sus paisajes, por una historia de complicidades digna de crónica roja con tintes de melodrama familiar.
Y por lo pronto, Arturo Williams —el hermano en el centro del huracán— espera que lo saquen del ring donde lo metieron a la fuerza. Porque entre sindicato, reporteros y rencores, parece que aquí el cemento no es lo único que está endurecido… también las intenciones.
Ya veremos en qué acaba. Porque si algo nos ha enseñado la política local, es que cuando el río suena, es porque alguien anda agitando el agua.
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