Yazmín Salazar

Más allá del contenedor

En las últimas semanas hemos tratado el tema de los residuos sólidos urbanos y sus múltiples problemáticas: desde la gestión deficiente de las autoridades hasta la falta de separación en nuestras casas. Pero esa solo es una cara de la moneda.

Hoy toca analizar la otra, la humana. Más allá del contenedor, ¿quién se lleva la basura de la esquina de mi casa?, ¿quiénes operan y descargan los camiones recolectores?, ¿quién recibe nuestros residuos en el relleno del Huixmi?

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Pues son personas de carne y huesos. Personas que, aunque a menudo permanecen invisibles a nuestros ojos, sostienen con su trabajo una de las labores más esenciales para la vida en la ciudad: mantenerla limpia.

El trabajo entre la “basura”

Diariamente, cuadrillas enteras recorren las calles de la ciudad para recoger lo que dejamos atrás. Bajo el sol, la lluvia o el frío, los recolectores cumplen con su tarea. No importa el olor, ni el esfuerzo físico: ellos están ahí, cargando y limpiando lo que nosotros no queremos volver a ver.

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El riesgo forma parte de su jornada, la poca o nula separación de residuos los expone a cortaduras con vidrios o metales, pinchazos con jeringas, incluso el contacto directo con químicos y residuos peligrosos. Y, aunque su labor es esencial para la salud pública y el desarrollo adecuado de las ciudades, pocas veces se les reconoce y valora socialmente.

Existen dos tipos de trabajadores de los residuos: los que trabajan de manera formal y que reciben todas las prestaciones de ley, como son los trabajadores de recolección y limpia municipal y personal del relleno sanitario. Sin embargo, hay otro sector que trabaja de manera informal, no cuentan con ningún tipo de prestación, sin equipo y capacitación adecuada y con alto riesgo de cortes, contaminación y enfermedades. Los pepenadores y recolectores independientes enfrentan un alto riesgo de accidentes y enfermedades, sumado al estigma social de trabajar con la basura.

La verdadera economía circular: los pepenadores

Pese a ello, los recicladores informales o pepenadores cumplen un papel crucial. Son ellos quienes rescatan los materiales con potencial de reciclaje que no separamos en casa. Su trabajo reduce la presión en los rellenos sanitarios y ponen en práctica lo que conocemos como economía circular: sistema que busca mantener los productos y materiales en uso, el mayor tiempo posible, a través de la reducción, reutilización, reparación, renovación y el reciclaje. En otras palabras, lo que para nosotros es un desecho, para ellos representa recursos.

Hacia una gestión de residuos justa y sustentable

Si queremos hablar en serio de sustentabilidad, es necesario hablar también de justicia social. Para reconocer y dignificar el trabajo de quienes viven de los residuos, podemos:

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Incluirlos en programas de capacitación y educación ambiental.
Separar nuestros residuos para facilitar su trabajo.
Respetar su labor en nuestra comunidad.

Reflexión final

Esta serie busca recordarnos que la problemática de los residuos no termina en el relleno del Huixmi. Al contrario: regresa hacia nosotros, como un bumerang, en forma de responsabilidad, porque su origen está en lo que consumimos y desechamos todos los días.

Alguien decía hace unos días que la separación de residuos no alcanza para ser sustentables. Probablemente tenga razón. Yo creo que cada acción cuenta: separar en casa no solo ayuda a reducir la contaminación, sino que mejora las condiciones de quienes trabajan con nuestros desechos. Y si al hacerlo contribuimos a que esas personas tengan un trabajo más digno y menos riesgoso, para mí, ese ya es un gran incentivo.

Esta serie busca recordarnos que la problemática de los residuos no termina en el relleno del Huixmi. Al contrario: regresa hacia nosotros, como un bumerang, en forma de responsabilidad, porque su origen está en lo que consumimos y desechamos todos los días.

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