Últimamente, Hollywood ha optado por el camino de las secuelas y precuelas, algunas tan apresuradas a sus antecesoras y otras que luego de muchos años, con un éxito en taquillas y en el gusto del público, dan una especie de “paso de la muerte”, al querer replicar ese éxito con una nueva entrega.
Siempre que Hollywood pretende hacer una secuela de una de sus películas más memorables y queridas, hay un cierto temor de que las cosas no salgan como se espera y echen a perder un gran recuerdo, en este 2024 hemos visto ejemplos que trataron y simplemente fracasaron por más inmediata y galardonada que estuviera su antecesora y por su puesto que hablo de Joker: folie à deux.
Pero hay otros ejemplos como Beetlejuice que consiguieron traer esa nostalgia y proponer algo entretenido sin exceder los límites de lo permitido en cuanto a secuelas; ahora bien, la que prometía hacer lo mismo porque iba a ser del mismo director, era Gladiador 2, la secuela soñada de Ridley Scott ¿lo logró?
El nombre de Máximo Décimo Meridio tiene un significado glorioso dentro de la cinematografía bélica o histórica, pertenece a una de las películas más queridas para varios fans: seamos honestos, Gladiador se quedó en el colectivo como una de las mejores cintas de su época por su complejidad y sobre todo porque si tenemos que encontrar un sinónimo de épico, ese es el nombre de esa película.
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Gladiador destacó por las luchas de estas figuras en el imponente Coliseo Romano, para divertir a un emperador ávido de espectáculo, las memorables actuaciones de Russell Crowe y Joaquin Phoenix son difíciles de olvidar, era lógico que una segunda parte causaría curiosidad y resquemor entre los fans de la primera.
En Gladiador 2 vemos la historia de Hanno (Paul Mescal), un hombre que sabe pelear, estratega de batallas y que hasta los primeros minutos de la cinta lo tiene todo con el amor de su esposa, pero como siempre, hay un detonante que hace que el rumbo de nuestro protagonista cambie y se encuentre con un pasado, sin mencionar el patrón de venganza como móvil.
Hasta aquí se nos hace conocido el camino que va a tomar la cinta y de hecho lo mantiene, intenta agregar elementos de contrapeso con actuaciones altibajas, en las manos de Pedro Pascal como un general honesto y humilde, el regreso de Lucilla (Connie Nielsen), hija de Marco Aurelio y 3 villanos (Denzel Washington, Joseph Quinn y Fred Hechinger) que si los estudiamos de cerca, es como si hubiesen partido en tres a Cómodo (Joaquín Phoenix).
Las imprecisiones que tiene Gladiador no son en un nivel histórico, porque sí, la película no necesita ese contexto de los historiadores, sí toma elementos y los mezcla con la narrativa de un guión que a veces se siente flojo y otras da justo en el clavo de la escena, pero dentro de esa línea hay cosas que parecen inverosímiles en un nivel de lógica, no de no creer que llenaron de agua el Coliseo y metieron tiburones (que tampoco es creíble pero es una de las mejores escenas de la película).
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¿Qué sí funcionó? Denzel Washington que aunque muchos califican esta actuación como la mejor de su vida, creo que ha tenido más espectaculares, pero la manera en la que mueve los hilos de la mitad de la película logran que no se caiga y se torne aburrida; hay elementos como la política estructurados de una manera decente y si de batallas hablamos, Ridley Scott es un máster para hacer las secuencias de una manera impecable, con todo y un CGI extraño.
No se demerita el trabajo de Paul Mescal, ni el de Pedro Pascal, aunque si pienso que su popularidad de los últimos meses les hizo sombra, en unas actuaciones que pudieron ser todavía más épicas, incluso pudieron rescatar el final que sobra y bien pudo ser 3 minutos antes, pero bueno, no siempre se tiene lo que se desea ¿verdad?
La secuela de Gladiador no es mala, pero tampoco es la joya que la industria cinematográfica esperaba, sí creo que la oiremos mencionar en la próxima temporada de premios pero quizá todo recaiga en una sola persona, hay que decir que como recomendación para pasar una tarde amena, esta cinta es la adecuada, pero ustedes tienen la última palabra… Hasta aquí ¡Corte y queda!
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