“Viajar como niño(a) es permitirse la sorpresa, dejarse llevar por la risa y entender que la mejor ruta no siempre es la más rápida, sino la más divertida. Hidalgo está lleno de destinos donde la familia puede reconectar, aprender y jugar junta. Así que la próxima vez que planees una escapada, pregúntate: ¿qué haría un niño? La respuesta, casi siempre, será la mejor opción.”
Viajar con niños no tiene que ser un reto: puede ser una oportunidad maravillosa para redescubrir el mundo con ojos curiosos y corazón aventurero. En Hidalgo, los destinos familiares no solo abundan, sino que brillan por su originalidad, su conexión con la naturaleza y su capacidad para hacer sonreír a grandes y chicos. Si estás buscando aviones para tus próximas vacaciones, te invitamos a dejar el estrés, el reloj y el celular de lado y ¡a viajar como niño(a)!
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Comienza por El Chico, uno de los parques nacionales más antiguos del país. Allí, las caminatas por el bosque parecen salidas de un cuento, con senderos, riachuelos, formaciones rocosas impresionantes y puentes colgantes que despiertan la imaginación. Para los pequeños exploradores, hay zonas de tirolesas, alquiler de bicicletas y áreas de picnic donde pueden jugar sin preocupaciones.
Otro imperdible es el Bioparque de Tizayuca, o el amado Tuzoofari en Epazoyucan, donde los niños pueden ver de cerca animales como cebras, jirafas, leones y avestruces, sin salir del estado. Estos sitios, además de ser educativos, son emocionantes, ya que permiten sembrar el amor por la naturaleza desde temprana edad. ¿Y qué niño no sueña con estar a pocos metros de un chimpancé?
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Y si buscas algo más cultural pero igual de entretenido, en Real del Monte puedes hacer un recorrido por las minas con casco incluido, visitar el Museo del Paste y terminar el día en alguno de sus coloridos callejones. Todo el pueblo tiene un aire de juguete antiguo, con casas que parecen de chocolate y vitrales que brillan al sol.
En Pachuca, la diversión se eleva con los parques inflables. Inflalandia Quack Pachuca, ubicado en la plaza Explanada, ofrece más de 4.000 m² de inflables con temática de patitos de hule, ideales para que los niños salten y jueguen sin parar. Además, Jungle Park en Mineral de la Reforma transporta a los pequeños a una jungla llena de toboganes gigantes y laberintos misteriosos. Estos espacios son perfectos para liberar energía y fomentar la actividad física de manera divertida.
Para los amantes de la aventura, el columpio extremo de Peña del Aire en Huasca de Ocampo es una experiencia única. Suspendido a más de 100 metros de altura sobre un cañón, este columpio ofrece vistas impresionantes y una dosis de adrenalina que encantará a los más valientes. Es una oportunidad para que los niños (y adultos) enfrenten sus miedos y disfruten de la naturaleza desde una perspectiva diferente.
Y claro que no puede faltar el Museo de los Duendes en Huasca de Ocampo, el cual invita a las familias a sumergirse en un mundo de magia y leyendas. Este museo único alberga relatos y objetos relacionados con duendes, hadas y otros seres místicos, ofreciendo una experiencia educativa y fascinante para los niños. Es un lugar donde la imaginación cobra vida y las historias cobran sentido.
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Viajar como niño(a) es permitirse la sorpresa, dejarse llevar por la risa y entender que la mejor ruta no siempre es la más rápida, sino la más divertida. Hidalgo está lleno de destinos donde la familia puede reconectar, aprender y jugar junta. Así que la próxima vez que planees una escapada, pregúntate: ¿qué haría un niño? La respuesta, casi siempre, será la mejor opción.
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