Piernas de PlataPiernas de Plata

Pachuca lleva décadas creciendo a un ritmo desenfrenado. Sobre todo, la mancha urbana se ha expandido hacia el sur y hacia el oriente. Lo malo es que el crecimiento de fraccionamientos, zonas comerciales e industriales no se ha reflejado en infraestructura urbana.

Ya se volvió un lugar común hablar de que muchos de los fraccionamientos ubicados en la periferia de la ciudad se autorizaron bajo el amparo de la corrupción, pues algunos se construyeron en zonas de riesgo. El ejemplo es el fraccionamiento Los Tuzos, cuyos propietarios hoy pagan los platos rotos de la irresponsabilidad gubernamental.

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Pero el fenómeno tiene otra cara de la moneda. Durante sexenios se dieron permisos para fraccionar a diestra y siniestra, pero los gobiernos no sacaron la cartera para dotar de servicios a esos nuevos centros habitacionales.

Las constructoras tampoco se han hecho responsables y nunca han entregado los fraccionamientos a los ayuntamientos, con lo que la ciudadanía queda en el limbo y sufriendo la falta de servicios elementales o padeciendo su pésima calidad.

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El resultado de ese vacío legal salta a la vista: al cabo de unos años, las calles lucen abandonadas. Los fraccionamientos, sin mantenimiento, en penumbras, inseguros, se vuelven lugares en los que el patrimonio de las familias pierde su valor.

La mala calidad de vida también se padece en las vías que conectan a esos fraccionamientos. Con las lluvias de los últimos días, llegar a casa puede volverse una misión casi imposible. No sólo sufren los automovilistas que deben esperar horas antes de superar los embotellamientos, los usuarios del transporte también padecen de eternas antesalas antes de que llegue el próximo autobúsSi es que llega.

Nunca hay presupuesto público que alcance, pero en estos momentos es cuando los gobiernos deben hacer su lista de prioridades. Si navegan con la bandera de servir al pueblo, este es el momento en que deben voltear a verlo.

Para empezar, urge invertir en el transporte público. No es factible que se busque disminuir el uso de los vehículos privados si el transporte masivo sigue en decadencia.

No es posible que a casi una década de distancia el Tuzobús no haya recibido aunque sea una manita de gato. Ni siquiera en su imagen. Da risa ver que todavía siguen los letreros que mandó colocar el gobierno de Omar Fayad durante el tiempo de la pandemia. De ese tamaño es el abandono.

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A pocos días de que el actual gobierno estatal llegue a la mitad del camino, todavía se pueden hacer ajustes en los planes y en las personas que los llevan a cabo. Ojalá que se tomen medidas en el rubro del transporte y la planeación e infraestructura urbana. Lo que se juega es la viabilidad y la calidad de vida en la capital del estado.

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