Es bien sabido por la población que los policías de cualquier parte del estado no tienen ni la credibilidad ni el respaldo ciudadano, tan es así que las feministas, cada que salen a marchar, incluyen en sus consignas la de “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”.
Y es que, es cierto, la mayoría de las personas concuerda con esta idea, a veces, ver a los policías, en lugar de hacerte sentir segura o seguro, hace que pienses que ya te van a extorsionar o amedrentar en busca de que les des dinero.
Hay temporadas en las que esta percepción es mayor y, desde hace meses, en Tula se tiene la idea de que los policías están extorsionado a la ciudadanía, sobre todo a los transportistas, principalmente en las carreteras de salida del municipio, en donde es común ver a las patrullas y a los camiones parados.
Esta misma percepción se la comuniqué al secretario de Seguridad Pública de Tula, Nathaniel Campos Naranjo, quien reconoció que existen quejas al respecto y también comentó que es verdad que la credibilidad policial no es buena, por eso, manifestó, se está trabajando para lograr acrecentarla.
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Sin embargo, el panorama se ve complicado luego de que esta semana se aprehendieron a cuatro oficiales, presuntamente relacionados con el homicidio de un hombre, el cual fue localizado esposado y con impactos de arma de fuego, lo cual ha minado aún más la confianza ciudadana.
Por si fuera poco, la noche del jueves 10 de octubre, se reportó que los accesos a la Secretaría de Seguridad Pública de Tula estaban cerrados y el inmueble estaba en penumbras, presuntamente porque, derivado de la detención de cuatro personas armadas, se temía un ataque armado a la comandancia.
Sin contar con que, hace unos días, se dio una trifulca por la detención de unos jinetes, presuntamente implicados en daño a la propiedad, luego de que uno de los caballos, supuestamente golpeó el espejo de un vehículo que circulaba en la zona centro.
Los memes que surgieron de ese hecho sólo reflejan el descontento y la falta de credibilidad de la policía, pues no faltó quién señaló que para otras cosas los oficiales no atendían los llamados ciudadanos en robos o delitos mayores, pero para detener jinetes sí estaban muy puestos.
El panorama se ve complicado, pero, lo que sí es cierto es que la gente de Tula tiene una percepción de inseguridad que, si bien no es de ahora, no ha disminuido en los últimos tiempos.
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